Patadas altas y trajes de colores brillantes salen a la cancha en un monasterio Shaolin, en China. De hecho, su estilo tiene mucho en común con el de los futbolistas holandeses que disputaron la final del Mundial.
Pero, a diferencia de los finalistas, estos jóvenes vestidos de amarillo dan a conocer sus artes marciales y no cometen faltas.
Las demostraciones eclipsan a la del centrocampista Nigel de Jong, que aplicó una terrible patada voladora en el pecho de Xabi Alonso el domingo.
Y a diferencia de Holanda, los estudiantes de la Escuela de Wushu Tagou en Dengfeng, en China central, prefieren mantener la calma y lograr un equilibrio mientras meditan con la pelota./dailymail.co.uk
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