Un bebé estadounidense de 17 meses se convirtió en un milagro de la medicina después de que sobreviviera a una delicada operación en la que le extrajeron un fierro con forma de "L" que tenía clavado en la nuca.
Con sorpresa y mucho alivio, los médicos comprobaron que Jessiah Jackson sobreviviría después de que lograron sacarle un garfio que se había incrustado cinco centímetros dentro del lóbulo occipital de su cerebro. El chico se había clavado el fierro al caerse de una silla en su casa de Carolina del Norte, Estados Unidos, según el diario inglés Daily Mail.
"En los tiempos de la Biblia decían que había milagros de todo tipo, y éste es un milagro moderno", aseguró Joe Jackson, el abuelo de Jessiah.
Lo que es más: al día siguiente de ser operado, el chico ya habría estado en condiciones de pararse y moverse como si nada la hubiera pasado.
"Hasta los médicos están impresionados con cómo evolucionó. Nunca habían visto nada similar. Él no debería estar aquí, pero está", sostuvo el hombre, que tiene la custodia legal de su nieto. El accidente produjo en un descuido de los abuelos del chico, ya que están remodelando su casa.
Jessiah se encontraba afuera jugando cuando se subió a una silla para llegar al tanque de agua de la casa. Pero se resbaló y cayó de espaldas sobre la manija de hierro de la estructura metálica. Por fortuna, sus tíos -ambos paramédicos- estaban presentes y lo obligaron a quedarse quieto hasta que llegara la ambulancia.
El chico sobrevivió gracias a que el fierro pasó entre medio de los vasos sanguíneos más importantes, además de que podría haber perdido la vista, ya que el objeto estaba incrustado cerca del centro de la visión.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario