Este fin de
semana, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, consiguió que el Parlamento de
su país lo autorice a enviar tropas no sólo a la península de Crimea, sino
también al resto de Ucrania. Esto eleva la crisis a un nivel más preocupante,
según analizó Bridget Kendall para la BBC.
Diplomáticos
rusos aseguraron que Putin no utilizaría de "inmediato" los poderes
que le otorgó el legislativo ruso, pero eso parece implicar que serán usados en
algún momento.
Putin dijo
que hará lo que sea necesario para "proteger a los ciudadanos rusos y los
compatriotas".
Ya se
registraron disturbios en ciudades del este de Ucrania.
Y las tropas
rusas en la frontera están en alerta de combate, como parte de un masivo
ejercicio militar llevado a cabo esta semana.
"Golpe
neofascista": Las
embajadas y consulados de Rusia en algunos países han sido escenario de
manifestaciones contra una eventual guerra.
Tanto Rusia
como Occidente dicen que quieren alcanzar una resolución pacífica del
conflicto, pero están en polos opuestos respecto a la cuestión fundamental de
quién es la legítima autoridad de Ucrania.
Para
Occidente es el nuevo gobierno interino de Kiev, avalado por el Parlamento
ucraniano.
Rusia asegura
que Kiev está en manos de un gobierno ilegítimo de "extremistas de
derecha" con puntos de vista "xenófobos, antisemitas y
neofascistas", instalado como resultado de un "golpe de Estado",
que depuso ilegalmente al presidente Víktor Yanukóvich.
Putin quiere
que Occidente y Kiev vuelvan al extinto acuerdo que firmaron con Víktor
Yanukóvich el 21 de febrero para llevar adelante discusiones acerca de una
reforma constitucional que satisfaga las demandas de todas las partes y
regiones; lo que probablemente quiere decir, en breve, transformar a Ucrania en
una federación, con más autonomía para las regiones ruso parlantes y Crimea.
Pero eso
implicaría en efecto reconocer que Yanukóvich sigue siendo el presidente y que
el nuevo gobierno de Ucrania es ilegítimo. Occidente no va a aceptar eso.
El conflicto
transita el filo de una navaja. El despliegue de tropas rusas en Crimea todavía
no llevó al derramamiento de sangre.
Pero si la
intervención militar de Rusia se extiende a otras partes de Ucrania es difícil
ver cómo se podrían evitar choques violentos.
Buena parte
de la población rusa está en contra de la eventual guerra.
Pedido de
ayuda: Ucrania
oriental no es una entidad separada geográficamente como Crimea. No es fácil
definir dónde empiezan las regiones ruso parlantes y dónde las hablantes de
ucraniano.
¿Por cuánto
tiempo más podrán mantener el nivel de moderación que han exhibido hasta ahora
las autoridades en Kiev?
Y respecto a
las intenciones de Rusia: Putin ya mostró en 2008, en Georgia, que está
totalmente dispuesto a ir a la guerra. Y Ucrania le importa mucho más.
Kiev ha
pedido ayuda al extranjero. Pero lo cierto es que las opciones de Occidente son
limitadas.
La OTAN está
llevando a cabo reuniones de emergencia; los cancilleres de la Unión Europea se
reúnen hoy en sesión de emergencia; Estados Unidos ya acusó a Rusia de invadir
Ucrania y violar el estatuto de Naciones Unidas.
El secretario
de Estado de EE.UU. advirtió que a menos que Rusia lleve a cabo acciones
concretas e inmediatas para retirarse, habrá consecuencias profundas sobre las
relaciones entre su país y Rusia y sobre el lugar de Moscú en el concierto de
las naciones.
¿Pero cómo
podría responder Occidente? Ciertamente debe ser poco el interés de que la OTAN
actúe militarmente.
Posiblemente
intente reforzar la frontera entre Polonia y Ucrania. Es probable que Occidente
busque implementar medidas diplomáticas y económicas para aislar a Rusia y
suspender la cooperación con ese país.
Pero aún
imponiendo sanciones u otras medidas, Putin podría considerar que -como pasó
con Georgia- no durarían mucho.
En uno o dos
años los gobiernos occidentales cambiarán y los nuevos líderes restablecerán
las relaciones con Moscú, al reconocer que Rusia es tan poderosa y peligrosa,
tan crucial para la estabilidad internacional, como para tenerla demasiado
tiempo de enemiga.
No hay que
pensar más que en el impacto que tensiones Este-Oeste podrían tener sobre las
conversaciones nucleares con Irán, la guerra en Siria y la incertidumbre que se
cierne sobre Corea del Norte.
Apuestas
fuertes: La crisis
actual ha hecho recordar a muchos el conflicto entre Rusia y Georgia en 2008.
¿Son
sanciones del tipo de las que se aplicaron a Irán una opción? Es posible que
Rusia esté demasiado entrelazada económicamente con sus socios en el Oeste,
especialmente Europa.
Después de
todo, Rusia siempre puede responder usando Gazprom, el proveedor ruso de gas
natural del que depende Europa.
Lo que hace a
esta confrontación tan peligrosa es que, a diferencia de Georgia en 2008, las
apuestas son mucho más altas de ambos lados.
Para las
potencias occidentales esto no se trata simplemente de defender a un pequeño
país en el lejano Cáucaso, sino una crisis militar que tiene lugar en Europa y
en la frontera de la OTAN.
Para Putin
esto no es simplemente una batalla geopolítica por la influencia sobre un país
que forma parte del patio trasero de Rusia. Se trata de proteger un territorio
que para él es, histórica y culturalmente, una parte esencial de la idea de lo
ruso.
La Rus de
Kiev (el estado ruso antiguo) fue donde hace más de 1.000 años nació el estado
ruso y la fe Ortodoxa Rusa.
Por eso él
hará lo imposible por no perderla, cualquiera sea el costo.
En Georgia,
el gobierno de Tíflis perdió Osetia del Sur y Abjasia, que fueron anexados por
Rusia.
Aunque no
están reconocidos como dos nuevos países por la mayor parte del mundo, ambos
territorios pasaron efectivamente de control georgiano a ruso. Los intentos en
la ONU para intentar resolver la disputa no llegaron a ningún lado.
En Ucrania,
entonces, ¿es eso lo que pretende hacer Rusia? ¿Tomar bajo su control Crimea y
las regiones de habla rusa, efectivamente partiendo a Ucrania en dos? Mdzol
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