Son diversas
las versiones en torno al futuro de Ucrania. Como en todos los casos, depende
de los intereses al que adhieran quiénes formulen su opinión. Así, en medio de
la tensión, el músico Emir Kusturica se jugó por una Ucrania rusa, no sin antes
pronosticar que su futuro será semejante al que se vivió en la ex Yugoslavia.
"Lamento muchísimo que esto sea así. Ahora está sucediendo un desastre
similar", dijo Kusturica en un comentario concedido a la agencia de
información Itar-Tass. "Pienso que Rusia debe proteger a los rusos que
viven en Ucrania", agregó.
Por ello,
vamos a realizar, desde MDZ, un paseo por puntos de vista, para poder tomar y
dejar lo que nos interese y poder configurar una opinión sobre la situación de
Ucrania.
Quiénes con quiénes: Vlast es una
conocida revista de análisis rusa. La agencia de noticias de ese país RIA
Novosti tradujo al español su punto de vista en torno a la situación de
Ucrania, de esta manera: "No solo los intereses de largo plazo definen la
política de Occidente hacia Ucrania sino también personas concretas; la revista
Vlast examinó quiénes son. A principios de diciembre de 2013 el presidente de
EE.UU., Barack Obama realizó una serie de consultas sobre Ucrania. Algunos
asesores le exhortaban que aplicase una política mucho más activa presionando
al mandatario ucraniano, Víctor Yanukóvich, y Moscú".
Y continúa:
"Entonces, según una fuente, Obama declaró que para él Ucrania no es una
prioridad, a diferencia de Siria y Oriente Próximo, y que no tiene la intención
de estropear las relaciones con los rusos. Efectivamente, pocas personas en
Washington realmente se inquietaban por el país eslavo en aquellos
momentos". Vlast sostiene que "al cabo de un par de semanas, después
de que comenzaran los enfrentamientos entre los manifestantes y los
antidisturbios, la situación cambió. Los medios de EE.UU., dieron una amplia
cobertura al tema despertando el interés de los estadounidenses".
"Sin
embargo -continúa su análisis- sigue habiendo muy pocos políticos que
verdaderamente toman a pecho el futuro de Ucrania. Entre ellos está Victoria
Nuland que es nieta de un judío que emigró a Nueva York de la Rusia zarista,
probablemente, de Ucrania. La diplomática del Departamento de Estado se
especializó en la URSS y más tarde en los países postsoviéticos. Parece que es
partidaria de la política neoconservadora". Vlast recuerda que
"durante la Revolución Naranja Nuland se ocupó de la situación en Ucrania.
´Para ella fue un momento muy importante, la transición del modelo
postsoviético a la democracia. Si hubo una participación de EE.UU., fue Nuland
que la orquestó´ dijo un experto estadounidense. Los acontecimientos que
siguieron le causaron a Nuland una gran decepción. Así que la situación actual
podría dar una oportunidad para acabar lo que no logró en 2004"
Y agrega que
"para el Departamento de Estado de EE.UU., Nuland es la mayor experta en
Ucrania. En la UE ocupa la misma posición el comisario para asuntos de
ampliación y política europea, Stefan Fule. Varios funcionarios europeos
incluso afirman que el proyecto Cooperación Oriental, destinado a reforzar la
influencia de la UE en países postsoviéticos, le interesa solo a Fule. Fule
-explica Vlast- oriundo de la ex
Checoslovaquia, estudió diplomacia en la U.R.S.S. En su equipo trabajan muchos sus
compañeros de la universidad de los ex países soviéticos. Una fuente de
Exteriores alemán indicó que solo desde hace poco Francia y Alemania empezaron
a cuestionar su política por parcial". Finalmente, sostiene que "la
firma del acuerdo de asociación entre Ucrania y la U.E. sería una gran victoria
para Fule y, probablemente, le permitiría acercarse a su sueño: encabezar la
diplomacia europea".
Qué es Rusia: El politólogo Roger Senserrich, en Politikon.es, escribe una "nota rápida
sobre Rusia". Es interesante leerla y por eso la reproducimos, porque nos
habla de uno de los protagonistas del conflicto. Claro que, como decimos e
insistimos, es un punto de vista, no "el" punto de vista.
Advierte que
"en los comentarios de los artículos sobre Ucrania hay gente repitiendo
algo que es bastante común en las tertulias alarmistas de todo el mundo: Rusia
ha renacido de sus cenizas y está en ascenso. Occidente está (otra vez) en
decadencia. Dejando de lado el hecho que si Rusia estuviera efectivamente
resurgente cada vez que los intelectuales conservadores de occidente anuncian
la amenaza de Moscú Putin a estas alturas estaría colonizando Alfa Centauri, es
una idea equivocada". Propone algo
en su artículo: "Miremos a la Rusia de hace 25-30 años, en los últimos
años de la Unión Soviética. Si miramos más allá de su afición por construir
tanques, la U.R.S.S. era un país gigantesco atenazado por una base tecnológica cada
vez más obsoleta (nunca llegaron a la revolución digital), cada vez más
dependiente de la explotación de sus recursos minerales y atenazada por un
sistema político autoritario, corrupto y esclerótico que impedía aprobar
reformas de calado".
El autor,
español radicado en EE.UU., indica que "la Rusia del 2014 es un país muy
parecido: una base tecnológica e industrial obsoleta, cada vez más dependiente
de la explotación de sus recursos minerales y atenazada por un sistema político
corrupto y autoritario, sólo que robando en nombre de la libre empresa en vez
de los ideales de la revolución. Lo único que ha cambiado desde 1989 es que el
petróleo es más caro, no hay un Imperio soviético que subvencionar por razones
ideológicas y que Rusia ahora se enfrenta a una crisis demográfica espantosa a medio plazo. Rusia parece rica y
poderosa porque sus recursos naturales le permiten comprar cachivaches y
sobornar tiranuelos en su entorno más inmediato. Los problemas estructurales a
largo plazo que acabaron con la U.R.S.S. hace tres décadas, sin embargo, siguen
ahí".
"Putin
-dice Senserrich- podría utilizar las
riquezas minerales del país para financiar un modelo de desarrollo económico
que no dependa de ellas, aumentando la capacidad del país de producir riqueza,
haciendo las estructuras del estado más eficaces y abriendo el país al
exterior. Como buen país sufriendo de la
maldición de los recursos naturales, sin embargo, está haciendo exactamente lo
contrario. Los recursos minerales no duran eternamente, ni siquiera en Rusia.
Es un país que está perdiendo fuerza y poder con cada año que pasa, no lo
contrario".
Ucrania interior: Pero a la hora de hablar de Ucrania, el territorio en cuestión, el
periodista de El País José M. Fajardo anticipa, ya desde el título de su
columna, que "huele a guerra civil". Se ha dicho -lo dijo en Twitter
otro periodista de esa "casa", Miguel Ángel Bastenier, el lunes- que
si hay paz, será con una Ucrania dividida.
Fajardo, en
su nota, advierte que "sin un cambio fundamental en la política económica,
sin una rotunda voluntad de transformar las estructuras del país, Ucrania no
resistirá". Dice que "las tensiones identitarias sólo son peligrosas
si la situación económica se degrada. Mientras el este y el sur de Ucrania
podían crecer económicamente, vendiendo a Rusia y a Occidente, pero manteniendo
las libertades ucranias, esa peculiar mezcla de tolerancia y corrupción, nadie
pensaba en una separación del resto del Estado. El abismo económico al que se
dirigía el país bajo la falta de dirección de Yanukóvich y su casta de magnates
hizo reaccionar a las masas, pero las respuestas, habida cuenta de los
resquemores étnicos y los intereses propios, han sido muy distintas en
distintas regiones".
Agrega en su
análisis para el diario madrileño que "la situación no es tan simple como
la presentan muchos analistas. La división evidente entre los ucranios no es
puramente lingüística, ni étnica, ni ideológica". "Escucho -escribe Fajardo- en la televisión ucrania
los discursos en directo desde el Maidán y me encuentro con lo que ya he visto
muchas otras veces, en las ciudades y los pueblos: un político habla en ruso,
el siguiente en ucranio, hay otro que comienza en ruso y termina diciendo
frases en ucranio. Rusos y ucranianos —incluso los nacionalistas— se sienten
parte de un mismo tronco étnico. Pero eso no implica que quieran lo
mismo". Por ello, informa en definitiva que "las divisiones cruzan
las mismas familias, el puesto de trabajo marca también la conciencia: quienes
dependen de que sus empresas vendan a Rusia no ven con buenos ojos a la UE, los
estudiantes que han vivido y estudiado en Fráncfort del Oder, Berlín o París
quieren disfrutar también en Kiev de las libertades ciudadanas que han
disfrutado durante los meses o años pasados en la Europa comunitaria. Es cierto
que ni la crisis del euro, ni las imposiciones alemanas a Grecia y los países
deudores, ni la constante impotencia internacional de la U.E. han ayudado a incrementar
la confianza en una organización que muchos —sobre todo los más ancianos—
siguen percibiendo como un enemigo de tiempos de la Guerra Fría. La U.E. —y todas
sus formas anteriores— fueron difamadas acerbamente por la propaganda oficial
en la U.R.S.S. y lo siguen siendo ahora en Rusia. Los nacionalistas ucranios
—fuertes en el oeste del país— son temidos en el este y contemplados como
fascistas y criminales. Es el resultado de la demonización del nacionalismo
ucranio llevada a cabo por el régimen soviético, pero hunde sus raíces en un
proceso histórico: el nacionalismo radical ucranio realizó una campaña de
limpieza étnica durante la Segunda Guerra Mundial en la que murieron al menos
50.000 conciudadanos polacos (aunque las propias milicias polacas respondieran
acabando con otros 15.000 ucranios). Con la ocupación de Ucrania Occidental por
la U.R.S.S. al término de la guerra, los radicales lanzaron una guerra de
guerrillas de alta intensidad que les llevó a ser aniquilados por las fuerzas
del Ministerio del Interior soviético. Es con estos nacionalistas, con su
legado, con el que se identifican los ultras actuales. Su rechazo a todo lo que
recuerde a Rusia —y Yanukóvich era para ellos un siervo ruso— les imposibilita
para llegar a acuerdos. Ellos tienen una agenda propia, su objetivo no es la
democracia, pero su lucha ha servido para quebrar el sistema".
Crimea, ni nuestro ni suyo: Un análisis interesante, que no ocupa espacio en los grandes
medios, pero que viene al caso en este "dossier", es el del colectivo
ruso "Izquierda Abierta". En un documento difundido por el portal
SinPermiso.info, sostiene que "los eventos en Ucrania ocurren a una
velocidad aterradora. Esta declaración fue preparada por los editores de la
página web rusa OpenLeft en la mañana
del 1 de marzo de 2014. Hoy, 2 de marzo, a las 2 pm, los rusos en diferentes
ciudades celebran concentraciones contra una posible intervención rusa en
Ucrania".
"La
península ucraniana -dice el grupo político de izquierda ruso- ha tenido la
mala suerte de encontrarse en la intersección de las ambiciones imperialistas
de Rusia y las políticas nacionalistas irracionales de la ´nueva´ Ucrania.
Izquierda Abierta declara: el movimiento de auto-determinación de Crimea
precede tanto a los juegos imperialistas rusos como al frenesí nacionalista
ucraniano".
Y señala que
"hoy más que nunca es necesario llamar a las cosas por su nombre: lo que
está pasando en Crimea en estos días es un acto clásico de intervención
imperialista por parte del Estado ruso. Es una estúpida, cobarde e
inconsecuente intervención, - que es también como el régimen de Vladimir Putin
puede ser descrito. El plan para presionar a Ucrania se está escribiendo sobre
la marcha: hace dos semanas, el Kremlin, sin pensar en las consecuencias,
presionaba a Yanukovich para que dispersase por la fuerza más brutal a los
concentrados en Maidan, hace una semana que esta apoyando el fallido Parlamento
´separatista´ en Kharkiv de unos funcionarios del estado ucraniano
desorientados, y en estos momentos está jugando la ´carta Crimea´,
aparentemente olvidada durante la última década".
"Los dos
primeros -dice- planes fallaron: el primero de forma rápida y sangrienta, el
segundo casi de inmediato y vergonzosamente. Es difícil decir cuánto tardará en
fracasar el relativo a Crimea, pero sin duda lo hará. El Estado ruso ha
demostrado en repetidas ocasiones lo rápido que puede abandonar a sus aliados.
Y desde el mismo comienzo de la dramática evolución de la situación en Crimea,
el Kremlin también ha estado enviando señales distintivas de una retirada
potencial. A pesar de que las tropas rusas se han apoderado de una serie de
instalaciones estratégicas y ostentan prácticamente el control del espacio
aéreo sobre la península, la postura oficial sigue siendo que lo que está
sucediendo no es más que un "conflicto interno" y unas maniobras
militares previstas desde hace tiempo. Viktor Yanukovich no puede contar con el
apoyo sólido de Rusia. Con su doble condición, al mismo tiempo, de presidente
legítimo y criminal internacional, Yanukovich ha dado aparentemente una conferencia
de prensa en Rostov a la búsqueda de un tercer central. La nueva dirección de
Crimea, elegida con la participación directa de Moscú, también sigue siendo un
rehén de la situación". Mdzol
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