Unos 800 presos se amotinaron hoy en la prisión chilena de Antofagasta en reclamo de mejores condiciones de reclusión, en incidentes similares a los que se repitieron durante las últimas semanas a lo largo del país. Los reclusos, armados con piedras y cuchillos fabricados por ellos mismos, subieron a los techos del penal, desde donde arrojaron objetos incandescentes a los gendarmes.
Inmediatamente se lanzaron gases lacrimógenos dentro y fuera de la cárcel para controlar tanto a los reos como a los familiares que rodeaban el lugar. Durante los hechos se escucharon disparos, que finalmente terminaron con 14 presidiarios heridos, según versiones oficiales, mientras que cientos de presos iniciaron una huelga de hambre.
El motín coincide con una serie de rebeliones y protestas en los penales, desatados luego de que 81 reos murieran en un incendio el 8 de diciembre en la cárcel de San Miguel, en Santiago. La Corte Suprema definió esta crisis como "una bomba de tiempo" que afectó ya a penales en tres regiones de Chile, el país con la mayor tasa de presos per cápita de América Latina.
Desde 1999, cuando comenzó a regir un nuevo sistema penal oral, el número de presos en las cárceles aumentó de 33.000 a 55.000 individuos, según cifras oficiales. Además, existen otras 53.000 personas que cumplen condenas alternativas, como libertad vigilada o reclusión nocturna.
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