Un toro de 500 kilos mantuvo en vilo durante 24 horas a Guardia Civil, Policía Local y vecinos de Mos, pero por fortuna acabó en el mismo sitio en el que había empezado su fuga la mañana del pasado lunes, en el matadero de la empresa Frigolouro, en el municipio pontevedrés de O Porriño, municipio de la provincia de Pontevedra, en el noroeste de España. La batida por los montes dio resultado a primera hora de la mañana del martes cuando los vecinos del barrio de Veigadaña, en la parroquia mosense de Petelos de la que es oriundo el ciclista Óscar Pereiro, localizaron al astado en un desmonte en el que los arbustos le proporcionaban un buen escondite. Su huida ya había sembrado el pánico el día anterior por las calles porriñesas, puesto que el matadero, perteneciente al Grupo Coren, está en el centro de la villa. Tras reventar una valla, el animal a punto estuvo de acceder a la autovía de las Rías Baixas (A-52), pero la acción policial logró evitar su entrada en la carretera y enfiló hacia los montes de Mos. Cerca de la Asociación de Vecinos de Veigadaña fue visto a última hora del lunes, aunque la falta de luz y la complicada orografía de la zona impidió intervenir a la Guardia Civil. Con la luz del día, el cerco se estrechó y varios jinetes a caballo mantuvieron al astado en una zona sin peligro. La Subdelegación del Gobierno en Pontevedra tan solo autorizó que fuese abatido a tiros como último recurso y si se ponía en peligro la seguridad de las personas, por lo que se decidió avisar a Vigozoo. Antonio Acuña, uno de los veterinarios de las instalaciones municipales, fue el encargado de disparar contra el animal los dardos anestesiantes. La expectación en la zona fue creciendo y los vecinos no salían de su asombro ante el número de medios de comunicación, la mayor parte cadenas de televisión que realizaron conexiones en directo desde el lugar. "Esto se parece a lo de Canceliñas", afirmaba un joven que comparaba el despliegue policial con la captura del fugitivo que huyó de la cárcel de Vigo en 1997 junto a Alfredo Sánchez Chacón, conocido como el 'Rambo gallego'. José María Groba, vecino de la zona, señalaba que desde primera hora estaba montado el dispositivo y no entendía el restrado. "Si no hubiese cámaras, ya lo habría abatido", afirma otro hombre que no quería identificarse. La captura del toro llegó a su momento culminante alrededor de las 12.30 horas. El veterinario, armado con un rifle deportivo, disparó contra el astado y en su intento por escapar invadió la finca de una casa cuya dueña se encontraba en la puerta. Los gritos de los vecinos y los vehículos todo terreno de la Guardia Civil lograron espantar al animal, que fue conducido de nuevo a un lugar despoblado. El segundo intento fue definitivo. El dardo lo alcanzó de lleno y diez minutos después hincó las rodillas. Todavía fue necesaria la intervención de hasta media docena de trabajadores de Frigolouro para, una vez atado, conducirlo hasta el camión y llevarlo de nuevo al matadero. Antonio Acuña afirmaba que había duplicado la dosis de anestesia para lograr tumbar al toro. "Normalmente, en diez minutos debería hacer efecto, pero si está muy estresado puede aguantar hasta veinte minutos y en esos momentos es muy peligroso", alertaba. Con varias cuerdas al cuello, el toro regresó al matadero de Frigolouro, de donde escapó la mañana del lunes y donde será finalmente sacrificado.
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