Armados pero descalzos, desnudos si no fuera por una bermuda de playa, en plena favela decenas de jóvenes huyen de los disparos de la tropa de élite de la policía de Río de Janeiro. Brasil no habla de otra cosa: la violenta toma de su particular Franja de Gaza.
En la operación en el Complexo do Alemao, la semana pasada murieron 37 presuntos criminales. La entrada del Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE) parece haber logrado expulsar a quienes a punta de terror eran los dueños y señores de ese conglomerado de favelas.
La población aplaude con entusiasmo lo que la prensa también casi unánimemente celebra como gran éxito de la política de pacificación de las autoridades cariocas.
La invasión del cerro del Alemán, motivada por una ola de violencia (100 vehículos incendiados), no es la primera ni será la última que se realizará en el Río de Janeiro del gobernador Sergio Cabral. Desde 2008, 13 favelas han sido tomadas por la policía.
¿En qué consiste la operación? En la expulsión por la fuerza de las bandas criminales que se habían adueñado de las barriadas marginales. Una vez se consigue esto, entran en escena agentes de policía comunitaria: la Unidad de Policía Pacificadora (UPP).
Ahora el gobierno ha confirmado que también lo harán los militares, que ayudaron a la policía en el asalto. Las Fuerzas Armadas se encargarán de labores de "mantenimiento de la paz" en las favelas: así evitarán el regreso de los narcos.
Con tal estrategia, los brasileños parecen haber encontrado una especie de fórmula mágica para hacer avanzar el estado de derecho contra la delincuencia territorial que impera en las barriadas más pobres.
Y, dado que el problema de la violencia urbana no es exclusivo de la ciudad que albergará la final del Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, ¿será ésta estrategia un ejemplo a seguir?. BBC
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