La situación en la frontera entre México y Guatemala es caracterizada por los diplomáticos estadounidenses como “dramática”, según los cables filtrados por WikiLeaks. Este lugar se presenta como un territorio salvaje, donde los narcotraficantes y contrabandistas cruzan sin control alguno por parte de las autoridades locales.
Los grupos de diplomáticos de EE. UU. que visitaron tres pasos fronterizos entre México y Guatemala comunicaron que las avionetas cargadas de cocaína aterrizan a plena luz del día. La policía resulta ineficaz y a menudo es corrupta, y la población, abandonada por el Estado, acepta la protección de los grupos criminales.
Son impresionantes los datos sobre los recursos humanos empleados en la protección de las fronteras. Mientras en la que une EE. UU. y México hay 30.000 oficiales estadounidenses (es decir, unos 10 funcionarios por kilómetro), sólo 125 agentes vigilan los pasos entre México y Guatemala (un policía cada 8 kilómetros). Además, las bases militares se encuentran en condiciones lamentables. Según otro cable, una de ellas “carece de los recursos más básicos”, pues sólo disponen de dos camionetaspick-up y un camión.
Los que de verdad controlan la situación en el territorio son Los Zetas, el cartel mexicano más sangriento, formado por ex militares. "Los Zetas operan un campo de entrenamiento en la zona” y “usan libremente el aeropuerto, incluso en horas diurnas”. Un informe señala que la población se desilusiona de las autoridades corruptas. La policía parece estar relacionada con los traficantes, pues hay datos de que a veces incluso les proporcionan escolta. Mientras tanto, “los narcos han invertido mucho en infraestructura pública, demostrando capacidad para traer mejoras a zonas remotas del país, y suplantando al Estado”. Una delegación norteamericana describe también un punto de paso ilegal: "varias balsas estaban llevando inmigrantes a México y trayendo mercancías de contrabando a la vuelta a Guatemala. Los contrabandistas no parecían preocupados por la presencia de los militares de Guatemala. Varios ofrecieron llevar a la delegación al otro lado del río por un dólar por persona..." La conclusión que hacen los diplomáticos es poco optimista: “desafortunadamente, nuestra visita a los tres pasos fronterizos entre Guatemala y México reveló que actualmente ningún país trabaja seriamente para que se cumpla la ley".
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