Ahn
Myong-Chol, guardián de un campo de prisioneros de Corea del Norte durante ocho
años, reveló algunas de las atrocidades que ocurren en ese país a diario.
"Había
tres perros que mataron a cinco chicos", recordó el hombre en un
desgarrador testimonio difundido ayer. Ocurrió en el marco de la discusión
sobre las violaciones de los derechos humanos en Corea del Norte ante el
Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
"Tras
escapar de sus dueños, los perros se tiraron encima de los niños que volvían de
la escuela. Mataron a tres. Los guardias enterraron vivos a otros dos que
fueron heridos y respiraban a duras penas", dijo el ex guardián, asistido
por un intérprete.
El guardián
hizo estas declaraciones en Ginebra, donde participa en una conferencia de la
ONU que en marzo redactará un informe sobre las violaciones de los derechos
humanos cometidas por el régimen de Pyongyang, uno de los más cerrados y crueles
del mundo.
La Comisión
de Investigación, que entre otros testimonios escuchó el de Ahn, denunció en un
documento difundido la semana pasada "crímenes contra la humanidad" e
instó a la comunidad internacional a reaccionar, según publica hoy diario La
Nación.
La comisión
estima que "cientos de miles de prisioneros políticos fallecieron en los
campos de concentración durante los últimos 50 años" por "hambrunas
premeditadas, trabajo forzado, ejecuciones, tortura y violaciones". Y
agregó que "entre 80.000 y 120.000 prisioneros políticos continúan
detenidos en cuatro grandes campos", si bien dijo que el número de campos
y de prisioneros disminuyó por las muertes y por algunas liberaciones.
"En los
campos aplastan a las personas como a moscas", afirmó Ahn, que trabajó en
cuatro gulags, denominados "zonas de control total", y que huyó del
país en 1994.
En los
gulags, los prisioneros son obligados a trabajar entre 16 y 18 horas por día,
duermen cuatro o cinco horas y reciben 300 gramos de papilla por día. Mdzol
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