Hoy la ONU declaró oficialmente el estado de hambruna en dos regiones del sur de Somalia, Bakool y Baja Shabelle, algo inédito en este país durante los últimos veinte años. La organización pidió a la comunidad internacional 300 millones de dólares (algo más de 210 millones de euros) para "salvar vidas".
El coordinador de Asuntos Humanitarios de la ONU para Somalia, Mark Bowden, en una concurrida rueda de prensa en Nairobi aseguró que "cada día que nos retrasemos en prestar asistencia es, literalmente, cuestión de vida o muerte para los niños y sus familias en las áreas afectadas por la hambruna".
Y agregó: "Si no actuamos ahora, la hambruna se extenderá a las ocho regiones del sur de Somalia en los próximos dos meses debido a las pobres cosechas y a los brotes de enfermedades.
Las estadísticas son alarmantes: casi la mitad de la población somalí, unos 3,7 millones de personas, está en una situación de crisis humanitaria, de los cuales 2,8 millones residen en el sur, indican los datos facilitados por las Naciones Unidas.
Casi la totalidad del sur de Somalia se encuentra bajo el control de la milicia integrista islámica Al Shabab, supuestamente vinculada a la red terrorista Al Qaeda. El pasado día 5, Al Shahab levantó el veto impuesto en 2010 a las organizaciones humanitarias para operar en sus dominios.
La sequía que azota al Cuerno de África y sus devastadores efectos mantienen contra las cuerdas a unas 11 millones de personas de la región, según coinciden en señalar las Naciones Unidas y las organizaciones no gubernamentales de ayuda humanitaria.
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