Un adolescente tiene la suerte de estar vivo, después que accidentalmente se disparó en la cara con una ballesta.
Lewis Tavernier, de 17 años, había tomado la ballesta y puso el seguro de disparo, antes de colocarlo en una mesa cercana, para conversar tranquilamente con un amigo.
Pero a medida que la pareja conversaba, el arma de repente e inexplicablemente se disparó y la flecha se detuvo a 3 metros de distancia en la cara del adolescente. Incrustándose como 6 centímetros de profundidad en la mejilla derecha.
Una radiografía del estudiante revela su fractura del pómulo, pero milagrosamente no dañó los nervios y las arterias fundamentales por sólo dos milímetros.
El amigo del adolescente dijo que la ballesta de repente se disparó. “Fue la cosa más extraña, no había nadie a su alrededor y vi a mi amigo. Yo estaba a sólo unos metros de distancia, pero fue tan rápido y potente que en realidad no sintió nada, yo recuerdo haberle dicho, ¿Amigo hay una flecha en tu cara?”.
Ambos amigos estaban originalmente pensando en practicar tiro al blanco en el jardín con la ballesta, antes del accidente.
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