Es uno de los virus más letales para
el ser humano, con una tasa de mortalidad, en sus brotes epidémicos, de entre
el 25% y el 90%. No existe aún ni tratamiento ni vacuna para hacerle frente, y,
aunque se está experimentando con resultados positivos, el desarrollo de lo
conseguido avanza muy lentamente, entre otras cosas, por problemas de
financiación.
Su aparición, hasta ahora siempre en
países de África Central y Occidental cercanos a selvas tropicales, dispara
periódicamente las alarmas en todo el mundo e incluso la imaginación de
Hollywood (hay varias películas basadas en una teórica epidemia mundial), pero
los avances reales, casi 40 años después de que se detectara el primer brote
epidémico, siguen siendo espectacularmente escasos.
El Ébola, una amenaza no solo para la
salud, sino también para la seguridad, dado su potencial uso como arma
bacteriológica, sigue teniendo el camino libre, y la única defensa pasa, de
momento, por medidas preventivas. Tal vez, hasta que el virus dé el salto y se
cuele en el Primer Mundo, o hasta que haya indicios solventes de que podría ser
utilizado por bioterroristas.
El brote actual, originado en Guinea
hace unos dos meses y cuya gravedad ha sido calificada como "sin
precedentes" por la ONG Médicos Sin Fronteras, se ha cobrado ya la vida de
96 personas (87 en en la propia Guinea, siete en Liberia y dos en Sierra
Leona), y hay al menos 137 casos confirmados.
En una semana, el numero de afectados
ha aumentado en un 60%, pero el problema principal es que, por primera vez, el
virus ha alcanzado una gran ciudad, la capital de Guinea, Konakri, con una
población cercana a los dos millones de habitantes. Este jueves la preocupación
aumentó al anunciar el Gobierno de Mali la aparición en este país de tres casos
sospechosos que han sido puestos en aislamiento.
Las autoridades locales están
intentado lanzar mensajes de tranquilidad. La embajada de la República de
Guinea en España, por ejemplo, ha emitido un comunicado en el que señala que
"se ve en la obligación" de informar sobre la situación en el país,
al tiempo que destaca que la epidemia "está bajo control" y pide que
no cunda el pánico.
Pero el miedo ha empezado a
extenderse. El viernes, un vuelo de Air France procedente de Guinea fue
inmovilizado durante dos horas en el aeropuerto parisino de Charles de Gaulle
por la sospecha, finalmente falsa, de que uno de sus pasajeros podía estar
contagiado por el virus. Y Arabia Saudí, a donde cada año viajan miles de
musulmanes en peregrinación a La Meca, ha suspendido temporalmente los visados
a ciudadanos uineanos. 20minutos.
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