Una docena de personas habría sido testigo del extraño suceso en medio de la fiesta patronal. Mientras que los religiosos piden prudencia antes de hablar de una manifestación divina.La tradicional fiesta patronal en honor a la Virgen del Rosario de San Nicolás se desarrollaba como de costumbre en la parroquia San José del barrio Tiro Federal, en Añatuya. Faltaban pocos minutos para iniciar la procesión por las calles de la ciudad cuando alguien dijo en vos alta: “La Virgen está llorando”. Eran las 19.20 del sábado pasado cuando una mujer identificada por miembros de la comunidad religiosa solamente como Eva, proveniente de Pinamar, dio la noticia.
Alrededor de la imagen, que todavía estaba en el interior del templo, había en ese momento una docena de personas que al conocer el descubrimiento de la visitante se acercaron a la Virgen para comprobar que en el rostro de María, como derramándose de los ojos, había un líquido transparente, similar a las lágrimas. Segundos después otros advirtieron que también el Niño que carga en sus brazos tiene las mejillas mojadas. Fueron minutos de confusión. Alguien se animó a tomar una cámara y filmar el fenómeno, pero a los pocos segundos los sacerdotes consideraron que lo más prudente sería tomar las cosas con calma, de modo que adelantaron la salida de la Virgen para que recorra junto con sus fieles las calles de la ciudad en procesión, tal como estaba previsto.
De la misa y la caminata por la ciudad participaron el obispo de la Diócesis de Añatuya, monseñor Adolfo Uriona y el vicario Hernán González Casón, quienes mantuvieron la calma ante semejante suceso que algunos tomaron como una “señal” de la Madre de Dios.
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