En las últimas tres semanas han sido contabilizados siete ataques en la ciudad brasileña, en los que los asaltantes terminan incendiando vehículos, informó la policía.
Cinco pistoleros bloquearon hoy una calle de Río de Janeiro, asaltaron a los ocupantes de tres automóviles y prendieron fuego a los vehículos en el quinto ataque semejante registrado en las últimas 48 horas en la ciudad brasileña de Río de Janeiro, informó la policía. Este ataque se produjo menos de un día después de que otro grupo de hombres fuertemente armados bloqueara una de las principales vías de esta ciudad brasileña, saqueara a varios conductores, incendiara dos vehículos y atacaran con granadas y tiros de fusil un vehículo de la Fuerza Aérea.
Las autoridades regionales se han abstenido hasta ahora de identificar a los autores de los ataques o de vincular los hechos, pero según fuentes policiales citadas por la prensa se trata, al parecer, de represalias por los golpes que vienen sufriendo las organizaciones que controlan el tráfico de drogas en Río de Janeiro. El último ataque ocurrió esta mañana en Irajá, un barrio en la zona norte de Río de Janeiro, y en un local próximo a la Avenida Brasil, una de las vías más importantes de la ciudad.
Los agresores, al menos cinco hombres armados con fusiles, bloquearon la calle Itapera, despojaron de sus pertenencias a los conductores de tres vehículos que pasaban por el local y, tras obligar a los ocupantes a abandonar los automóviles, les prendieron fuego con bombas incendiarias.
El ataque generó un inmenso embotellamiento a la hora en que miles de conductores pasaban por la Avenida Brasil en dirección a sus puestos de trabajo en el centro de la ciudad, y aumentó el pánico que estos hechos están provocando en la segunda mayor urbe brasileña.
El ataque más grave se registró casi el domingo, cuando seis pistoleros bloquearon un tramo de la vía Línea Roja, asaltaron a varios conductores, quemaron dos vehículos, robaron un tercero y, en la fuga, atacaron una furgoneta oficial en la que viajaban soldados de la Fuerza Aérea. El domingo se registró otro ataque en la autopista Presidente Dutra, que comunica Río de Janeiro con Sao Paulo y donde tres hombres armados con fusiles saquearon a los ocupantes de varios vehículos y se enfrentaron a tiros con la policía.
Según la policía, en las últimas tres semanas han sido contabilizados siete ataques en los que los asaltantes terminan incendiando los vehículos de sus víctimas. Las autoridades no descartan que pueda tratarse de ofensivas para generar pánico por parte de narcotraficantes cercados o de una nueva modalidad criminal de delincuentes interesados en borrar cualquier tipo de prueba. Según la prensa, organizaciones de narcotraficantes rivales negocian, al parecer, un acuerdo para concentrar sus ataques en la policía.
Las autoridades de Río de Janeiro han logrado éxitos en el combate al narcotráfico desde que comenzaron a implantar las llamadas Unidades de Policía Pacificadora (UPP) en las barriadas pobres que antes eran dominadas por los pistoleros. Las UPP combinan la ocupación policía de la favela con la oferta de servicios a los habitantes de las mismas, como cursos de capacitación, y han permitido expulsar a los narcotraficantes de una veintena de favelas.
Las autoridades regionales se han abstenido hasta ahora de identificar a los autores de los ataques o de vincular los hechos, pero según fuentes policiales citadas por la prensa se trata, al parecer, de represalias por los golpes que vienen sufriendo las organizaciones que controlan el tráfico de drogas en Río de Janeiro. El último ataque ocurrió esta mañana en Irajá, un barrio en la zona norte de Río de Janeiro, y en un local próximo a la Avenida Brasil, una de las vías más importantes de la ciudad.
Los agresores, al menos cinco hombres armados con fusiles, bloquearon la calle Itapera, despojaron de sus pertenencias a los conductores de tres vehículos que pasaban por el local y, tras obligar a los ocupantes a abandonar los automóviles, les prendieron fuego con bombas incendiarias.
El ataque generó un inmenso embotellamiento a la hora en que miles de conductores pasaban por la Avenida Brasil en dirección a sus puestos de trabajo en el centro de la ciudad, y aumentó el pánico que estos hechos están provocando en la segunda mayor urbe brasileña.
El ataque más grave se registró casi el domingo, cuando seis pistoleros bloquearon un tramo de la vía Línea Roja, asaltaron a varios conductores, quemaron dos vehículos, robaron un tercero y, en la fuga, atacaron una furgoneta oficial en la que viajaban soldados de la Fuerza Aérea. El domingo se registró otro ataque en la autopista Presidente Dutra, que comunica Río de Janeiro con Sao Paulo y donde tres hombres armados con fusiles saquearon a los ocupantes de varios vehículos y se enfrentaron a tiros con la policía.
Según la policía, en las últimas tres semanas han sido contabilizados siete ataques en los que los asaltantes terminan incendiando los vehículos de sus víctimas. Las autoridades no descartan que pueda tratarse de ofensivas para generar pánico por parte de narcotraficantes cercados o de una nueva modalidad criminal de delincuentes interesados en borrar cualquier tipo de prueba. Según la prensa, organizaciones de narcotraficantes rivales negocian, al parecer, un acuerdo para concentrar sus ataques en la policía.
Las autoridades de Río de Janeiro han logrado éxitos en el combate al narcotráfico desde que comenzaron a implantar las llamadas Unidades de Policía Pacificadora (UPP) en las barriadas pobres que antes eran dominadas por los pistoleros. Las UPP combinan la ocupación policía de la favela con la oferta de servicios a los habitantes de las mismas, como cursos de capacitación, y han permitido expulsar a los narcotraficantes de una veintena de favelas.
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