Una decena de inmigrantes indocumentados se cosió hoy los labios para forzar al Gobierno australiano a que les conceda el estatus de refugiado.
La protesta tuvo lugar en el centro de detención para clandestinos de la isla de Christmas, en el Océano Índico, según el ministro de Inmigración, Chris Bowen.
"Si vuestra solicitud no es considerada auténtica, será rechazada sin paliativos. Es muy importante que todos los internos se den cuenta de que actos como éste no tendrán ningún tipo de efecto sobre el resultado de sus solicitudes de asilo", añadió Bowen. Los inmigrantes que participaron en la protesta eran en su gran mayoría afganos, iraquíes y cingaleses que llegaron a Christmas desde Indonesia en barcos operados por mafias de tráfico de personas.
Hace ocho años, hasta 70 aspirantes a refugiados también se cosieron los labios y el anterior Ejecutivo conservador de John Howard se negó a ceder ante lo que se consideró un chantaje. Más de cien embarcaciones han llegado en el último año a la isla, donde se retiene a cerca de 5.000 inmigrantes.
La primera ministra australiana, Julia Gillard, ha relajado su política de inmigración desde que reelegida en agosto, y permite vivir en Christmas a mujeres y niños, que antaño eran expulsados sin contemplaciones.
La protesta tuvo lugar en el centro de detención para clandestinos de la isla de Christmas, en el Océano Índico, según el ministro de Inmigración, Chris Bowen.
"Si vuestra solicitud no es considerada auténtica, será rechazada sin paliativos. Es muy importante que todos los internos se den cuenta de que actos como éste no tendrán ningún tipo de efecto sobre el resultado de sus solicitudes de asilo", añadió Bowen. Los inmigrantes que participaron en la protesta eran en su gran mayoría afganos, iraquíes y cingaleses que llegaron a Christmas desde Indonesia en barcos operados por mafias de tráfico de personas.
Hace ocho años, hasta 70 aspirantes a refugiados también se cosieron los labios y el anterior Ejecutivo conservador de John Howard se negó a ceder ante lo que se consideró un chantaje. Más de cien embarcaciones han llegado en el último año a la isla, donde se retiene a cerca de 5.000 inmigrantes.
La primera ministra australiana, Julia Gillard, ha relajado su política de inmigración desde que reelegida en agosto, y permite vivir en Christmas a mujeres y niños, que antaño eran expulsados sin contemplaciones.
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