Una película de ciencia ficción reavivó una vieja duda: ¿Llegaron los nazis a crear sus propios ovnis? Una revista alemana informó sobre presuntos testigos que vieron objetos voladores con la cruz de malta, y hasta afirman que se construyeron 15 prototipos.
El film “Iron Sky” (cielo de acero), una extraña mezcla de sci-fi y comedia, se centra en la figura de un oficial de las temibles SS que realmente existió, Hans Kammler, quien -de acuerdo al relato- hacia fines de la Segunda Guerra Mundial habría logrado quebrar el límite de la gravedad en sus experimentos.
Así, desde una base instalada en el Ártico, se lanzaron las primeras naves hitlerianas para fundar una colonia, la Schwarze Sonne (Sol Negro), en el lado oscuro de la Luna, desde la cual retornarían a la Tierra en 2018 para intentar subyugar a la humanidad bajo un cuarto Reich.
Aunque la historia de la película es fantástica, o simplemente un bolazo grande como una casa, la revista alemana PM asegura que “existe evidencia” de que el programa para desarrollar un ovni nazi estaba “muy avanzado”, publicó el sitio británico Telegraph.
Aparentemente, al ver que la guerra se le tornaba desfavorable, Hitler habría ordenado al jefe de la Luftwaffe (la fuerza aérea alemana), Hermann Goering, la creación de una “súper arma” para cambiar el curso de la contienda.
La revista PM reporta sobre un supuesto testigo ocular que vio un objeto volador con la cruz de hierro que sobrevoló el Támesis hacia 1944. También, citan un artículo del New York Timesque hacia la misma época reportó sobre “un misterioso disco” que sobrevoló la ciudad a “altísima velocidad”.
Según afirman, el programa se llamó Schriever-Habermohl, por los científicos Rudolf Schriever y Otto Habermohl. Este último era ingeniero y piloto de pruebas. Aparentemente, fue luego capturado por los soviéticos.
Aunque al principio el proyecto perteneció a la fuerza aérea alemana, dentro de las fuerzas del reich había una puja por tenerlo: lo reclamó el ministro de Armamento nazi Albert Speer, pero luego volvió a manos de Kammler.
Testigos capturados por los aliados al finalizar la guerra aseguraron que se desarrolló un objeto volador en Praga, capital de República Checa, entonces bajo poder de los germanos. Es más, siempre bajo la versión de la revista PM, Josep Andreas Epp, un ingeniero que sirvió de ayudante al proyecto Schriever-Habermohl, se llegaron a producir 15 prototipos.
Epp describió el funcionamiento: una cabina central, rodeada por un círculo de aspas móviles que al rotar puede cambiar su posición de vertical a horizontal. De esa manera, al despegar, podría hacerlo como los helicópteros. Estas aspas además contaban con pequeños propulsores, para darle al objeto impulso.
Pese a que, más allá de los dichos del supuesto científico nazi publicados en la revista PM no existen evidencias tangibles de los objetos, en Internet existen cientos de sitios web donde se menciona el proyecto Schriever-Habermohl.
El film “Iron Sky” (cielo de acero), una extraña mezcla de sci-fi y comedia, se centra en la figura de un oficial de las temibles SS que realmente existió, Hans Kammler, quien -de acuerdo al relato- hacia fines de la Segunda Guerra Mundial habría logrado quebrar el límite de la gravedad en sus experimentos.
Así, desde una base instalada en el Ártico, se lanzaron las primeras naves hitlerianas para fundar una colonia, la Schwarze Sonne (Sol Negro), en el lado oscuro de la Luna, desde la cual retornarían a la Tierra en 2018 para intentar subyugar a la humanidad bajo un cuarto Reich.
Aunque la historia de la película es fantástica, o simplemente un bolazo grande como una casa, la revista alemana PM asegura que “existe evidencia” de que el programa para desarrollar un ovni nazi estaba “muy avanzado”, publicó el sitio británico Telegraph.
Aparentemente, al ver que la guerra se le tornaba desfavorable, Hitler habría ordenado al jefe de la Luftwaffe (la fuerza aérea alemana), Hermann Goering, la creación de una “súper arma” para cambiar el curso de la contienda.
La revista PM reporta sobre un supuesto testigo ocular que vio un objeto volador con la cruz de hierro que sobrevoló el Támesis hacia 1944. También, citan un artículo del New York Timesque hacia la misma época reportó sobre “un misterioso disco” que sobrevoló la ciudad a “altísima velocidad”.
Según afirman, el programa se llamó Schriever-Habermohl, por los científicos Rudolf Schriever y Otto Habermohl. Este último era ingeniero y piloto de pruebas. Aparentemente, fue luego capturado por los soviéticos.
Aunque al principio el proyecto perteneció a la fuerza aérea alemana, dentro de las fuerzas del reich había una puja por tenerlo: lo reclamó el ministro de Armamento nazi Albert Speer, pero luego volvió a manos de Kammler.
Testigos capturados por los aliados al finalizar la guerra aseguraron que se desarrolló un objeto volador en Praga, capital de República Checa, entonces bajo poder de los germanos. Es más, siempre bajo la versión de la revista PM, Josep Andreas Epp, un ingeniero que sirvió de ayudante al proyecto Schriever-Habermohl, se llegaron a producir 15 prototipos.
Epp describió el funcionamiento: una cabina central, rodeada por un círculo de aspas móviles que al rotar puede cambiar su posición de vertical a horizontal. De esa manera, al despegar, podría hacerlo como los helicópteros. Estas aspas además contaban con pequeños propulsores, para darle al objeto impulso.
Pese a que, más allá de los dichos del supuesto científico nazi publicados en la revista PM no existen evidencias tangibles de los objetos, en Internet existen cientos de sitios web donde se menciona el proyecto Schriever-Habermohl.
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