Algunas familias indias podrían haber encargado la realización de operaciones de cambio de sexo para convertir a sus hijas en varones por motivos meramente económicos.
Por razones culturales, en algunas familias de la India los chicos son más deseados que las chicas como descendencia. El hecho provoca un gran número de abortos selectivos y lleva a un desajuste de sexos desmesurado en la composición de la población: hoy día en el país la cantidad de niñas menores de seis años es de unos siete millones menos que la de niños de la misma edad.
Tener una hija en la India significa gastar mucho dinero para su casamiento y dote. Por ello varias familias prefieren invertir ese dinero en una operación de cambio de sexo en lugar de gastarlo más tarde para la boda.
Actualmente las autoridades del Estado de Madhya Pradesh, situado en la India central, han empezado la investigación de unos 300 casos de operaciones de cambio de sexo. Culpan de ello a los médicos que reciben cerca de 3.000 dólares por una operación.
Los médicos afirman que sólo operaron a niñas con patologías genitales y sólo aquellas con órganos femeninos y masculinos podían ser sometidas a esta operación. Sin embargo los activistas no les creen.
En este caso se trata de una cirugía plástica de la zona genital en la que el pene se compone empleando el tejido de los genitales femeninos y a la vez la paciente recibe varias dosis de hormonas masculinas. Los expertos advierten de que esta operación tiene como consecuencias la infertilidad y la impotencia, por no hablar de las graves secuelas psicológicas. El Comité Nacional de la India de Protección de los Derechos de los Niños estableció un plazo de 15 días para la investigación.
Los especialistas consideran al fenómeno “una locura social”, ya que, según las estadísticas, estos casos son más frecuentes en las familias ricas y con educación.
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