Los refugiados cruzaron la frontera ayer mientras tropas y tanques continuaban con su operativo de ya dos semanas en la zona para sofocar las protestas de opositores, que constituyen el mayor desafío para el presidente Bashar Al Assad desde 2000, cuando heredó el poder político que su familia ejerce desde hace 40 años.
Más de 11.700 sirios están actualmente albergados en campamentos de refugiados dentro de Turquía, dijo hoy la Cancillería de este país, citada por la cadena de noticias CNN.
Grupos de derechos humanos sirios afirman que más de 1.400 personas murieron y más de 10.000 fueron detenidas en el marco de la represión lanzada por el gobierno para contener las protestas, que comenzaron en marzo con un reclamo de mayores libertades y escalaron a la exigencia de la renuncia de Assad. En tanto, crecía la condena internacional contra Damasco.
La Unión Europea (UE) anunció ayer nuevas sanciones contra el gobierno sirio, mientras que la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, advirtió a Damasco que retire sus tropas de la frontera con Turquía.
Activistas sirios dijeron que soldados a pie y en vehículos militares patrullaban hoy la localidad fronteriza de Khirbet al-Jouz, luego de que tanques ingresaran a la zona urbana y el Ejército apostara francotiradores en los techos, informó CNN.
El gobierno sirio restringió al máximo la cobertura periodística de las protestas, por lo que es casi imposible una verificación independiente de los sucesos.
La operación militar en la región fronteriza comenzó hace dos semanas con una ofensiva contra la ciudad de Jisr al-Shugour, un bastión opositor de 50.000 habitantes que quedó prácticamente vacío por la huida de sus habitantes, según afirmó esta semana un equipo de la Cruz Roja que visitó la localidad.
En Bruselas, la UE dijo que extendió las sanciones contra Siria, al agregar a siete funcionarios más y a cuatro empresas a una lista de individuos y entidades penadas con una prohibición de viajes a países del bloque europeo y una congelación de cuentas.
La UE, que ya había incluido a Assad en esa lista, también tiene en vigencia un embargo de ventas de armas y equipos que Siria pueda usar en la represión. El gobierno sirio dice que la revuelta es un complot extranjero instrumentado por pandillas armadas de extremistas religiosos, pero los manifestantes niegan estas afirmaciones.
El miércoles pasado, el canciller sirio, Walid Moallem, fustigó a la UE por amenazar con una nueva ronda de sanciones y acusó a Occidente de querer sembrar el caos para desestabilizar a Siria, un país árabe con gran influencia regional.
Como todos los viernes desde el 18 de marzo, la oposición tiene previsto realizar hoy una jornada de protesta nacional tras las plegarias semanales islámicas.
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