La tormenta del miércoles, obligó a Omar Castellanos a recorrer todo el camino de la red de agua, para localizar la fisura que lo había dejado sin una gota en su domicilio. Esa madrugada, en el Mollar, el diluvio había sido tan fuerte, que los caños no pudieron soportarlo. Apenas se despejó, Castellanos comenzó a andar el camino vecinal del barrio El Pantanito, con lo necesario para reparar el caño.
Nunca se imaginó que en esa senda que conduce al cerro Ñuñorco, en lugar de una cañería, se toparía con los restos fósiles de un aborigen que habitó los valles, hace más de 1.000 años.
El camino con pendiente, había sido socavado por la virulencia del viento y del agua, dejando al descubierto parte de lo que parecía ser un cráneo.
Apenas sospechó de qué se trataba, dio aviso a la policía del lugar, quienes a su vez se comunicaron con los caciques de la zona, Enrique Mamaní, de El Mollar, y Jorge Sequeira, de Casas Viejas.
No había dudas. Mientras miraban absortos el descubrimiento, pudieron inferir que se trataba de un sitio funerario, y que los fósiles estaban muy bien conservados. Además, del cráneo había restos de vasijas. Pero necesitaban la opinión de los expertos.
Hasta el lugar llegaron Cecilia Castellano, arqueóloga de la Dirección de Patrimonio de la provincia, Ana Victoria Leiva y Ana Montaner, estudiantes del último año de la carrera y miembros del Instituto de Arqueología y Museo. Su misión: rescatar los restos óseos, y excavar para ver qué más se podía encontrar.
"Por las características y acompañamiento, se trata de un entierro directo del primer milenio de la era cristiana. Es un adulto, que disponía de un collar con conchitas de moluscos y objetos de metales", comentó Castellano.
Los trabajos comenzaron el viernes (Se van a prolongar varios días más), y en todo momento los caciques estuvieron presentes. Además, la voz ya había corrido por el pueblo, así que algunos lugareños se acercaron hasta el perímetro con ofrendas: vinos, verduras y yuyos silvestres.
Tanto Mamaní como Sequeira, aprovecharon para remarcar la necesidad de contar con un museo. Señalaron que muchas veces se encuentran restos fósiles y objetos de la cultura aborigen, y no hay dónde exponerlos. "Por ahora estos restos humanos, van a la capital para ser estudiados, pero nosotros aspiramos a que cuando logremos abrir un espacio para mostrar nuestra historia, este hermano vuelva con los otros objetos que se encontraron por aquí", dijo Mamaní.
El sitio del hallazgo, está ubicado a unos 700 metros de la plaza principal de la villa veraniega, y a metros de algunas viviendas de veraneantes. La Gaceta.
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