El crítico de
televisión Fernando Vivas calificó la muerte de Ruth Thalía Sayas Sánchez como
un “caso extraordinario de televicidio”, al encontrar una responsabilidad
directa y ética en el programa El valor de la verdad.
“El programa traicionó sus propias reglas al
dejar que los protagonistas montaran un engaño, pues todo indica que no eran
novios cuando fueron presentados en televisión. Ese engaño tiene relación
directa con el asesinato, porque la exposición de Bryan (Romero) en un programa
con mucho ráting le cambió la vida inmediatamente. Aunque ya no eran novios, el
resto de la gente lo señaló como el cornudo. Eso se convirtió en un móvil para
el asesinato. Si a eso le sumas que él quería parte del botín del dinero del
premio, allí tienes la configuración de un móvil. El programa ayudó a producir
ese móvil. No veo una responsabilidad penal o de autoría mediata, pero veo una
responsabilidad ética que, por lo menos, tiene que llevar al canal y al
programa a un profundo mea culpa con correctivos.
El canal y el
conductor han asegurado que se trata de un caso de feminicidio.
Estamos
analizando el efecto que puede tener la televisión en los dramas de la gente.
El canal se defiende diciendo que esto es un feminicido y recurre a las amigas
feministas para ello. Puede haber elementos de feminicidio aunque la codicia no
tiene género, pero feminicidos hay, lamentablemente, otros casos para
reflexionar. El caso de Ruth Thalía Sayas es un caso extraordinario de
televicidio, donde hay una responsabilidad de los medios. Tenemos ante nuestros
ojos el cadáver de una chica cuya muerte ha contribuido a un defecto de los
medios de comunicación: el de no medir las serias consecuencias de lo que
exponemos. Estamos obligados a reflexionar sobre esto.
¿Debe
intervenir el Anda?
Por supuesto,
en el Perú los anunciantes tienen una muy importante tradición de reflexión
sobre el lado ético de su compromiso con los programas. En el pasado tuvieron
un sistema de semáforo ético, donde si un programa entraba en luz roja los
anunciantes se retiraban y decretaban la muerte civil del programa. En otras
temporadas, un hecho como este hubiera acarreado una luz roja para ““El valor
de la verdad”“. De pronto eso es lo que se viene. A mí no me gusta llamar a los
fantasmas de la censura, es muy duro tener que pedir que se cancele un
programa, pero mi sugerencia es la autorregulación, que el canal vea que lo más
conveniente es abortar la temporada, porque igual lo van a hacer luego cuando
los interesados en el control de los medios, ya sean políticos y canales de la
competencia, entren a tallar. Espero que Frecuencia Latina, que es un canal
competitivo y con programas con formatos de mucho éxito, lo haga.
¿Se debe
dejar la temporada para regresar con una mejor regulada o se debe cancelar
definitivamente?
Con esta
experiencia una segunda temporada no va a haber de ninguna manera; aunque
tienen una salida intermedia: pueden explicar que hay otros programas muy
controlados con famosos. Con los famosos el problema es menor porque el famoso
sabe lo que va a decir y calcula, además no están diciendo nada nuevo, sino
juntando todos los escándalos desperdigados en su vida. Y, si revelan algo
nuevo, son gente que conoce el efecto de los medios. Eso es algo que no pasa
con un desconocido, que tras esto ve cómo cambia su vida de una forma que no
imaginaba. La televisión tiene que tener la prudencia, la precaución, la
humanidad de advertirle las consecuencias que puede acarrearle lo que va a
decir. Si además lo que va a decir es una mentira que yo conozco, ya eso es una
mala praxis. Esa muerte no ha sido causada solo por el efecto de un programa
duro, sino por un engaño. El canal tiene que discernir quiénes son los
responsables de esa mala praxis.
¿Hay un vacío
legal para este tipo de casos o no se están aplicando las reglas ya existentes?
La
diversificación de la comunicación ya sea en las redes sociales o en esta
variedad de formatos genera situaciones que podrían tipificarse. Todas estas
situaciones están cubiertas genéricamente por las figuras penales existentes,
pero en la medida en que algunas se hagan más típicas podríamos plantear que
haya nuevas figuras penales. Ya hay delitos informáticos, ¿por qué no pensar
que los reality shows puedan generar algunas nuevas tipificaciones delictivas?
De hecho va a suceder: el televicidio habrá que tipificarlo.
Un total de
54 casos de feminicidio se han producido de enero a agosto de este año en todo
el país según dan cuenta reportes de los Centros de Emergencia Mujer (CEM) del
Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP).
Los autores
de los asesinatos contra mujeres fueron perpetrados por parejas de las
víctimas, ex parejas o familiares.
La titular
del sector, Ana Jara, indicó también que en el citado período se reportaron 65
tentativas de feminicidio o intentos de asesinatos contra mujeres en distintas
zonas de la Nación.
En tanto, se
acotó que los primeros ocho meses del año se atendieron 28.124 casos de
violencia general en los CEM: 24.875 de violencia familiar y 3.249 de violencia
sexual.
De ese
universo, el 89% corresponde a violencia contra mujeres y el 11% a varones.
A esa cifra
se aumentaría entonces el caso de Ruth Thalía Sayas Sánchez, ex concursante de
““El valor de la verdad”“, quien fue victimada a manos de su ex enamorad Bryam
Romero Leiva.
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