En la isla de Imvros (bajo soberanía turca desde 1923) elementos de religión musulmana han profanado el cementerio cristiano, demostrando una vez más, que en el islam la jihad no diferencia entre vivos y muertos: Todos los infieles, merecen el castigo de Alá.
En Imvros, en 1923 el 99% de la población era cristiana y, ahora, sólo permanecen en ella 350 cristianos. Los turcos, que no respetaron los tratados firmados con los infieles, ejercieron todo tipo de violencias contra la población, confiscaron tierras y trajeron a sus paisas de Anatolia en calidad de nuevos señores, como sucedió en Chipre.
En el recóndito Bangladesh, los mahometanos tampoco descansan. Y cuando una conversa al cristianismo de 63 años es descubierta, se reúnen los aldeanos, incluyendo a los líderes del partido maoísta, para apalearla. Estos seguidores de Mahoma y Mao, no desperdician la menor oportunidad para organizar una buena Sesión de Lucha, lo más cruel y sangrienta posible.
Pero, no todas las noticias que excreta el islam cada día son siniestras. También las hay cómico-grotescas y sórdidas. Veamos unos ejemplos.
En Arabia, un provecto octogenario contrae matrimonio con una señorita de 14 años. Más tarde ( a buena hora mangas verdes) el progenitor B (el padre) se retracta. Pero el novio, que ha invertido sus buenos dineros en la boda, afirma que no admite el divorcio si previamente no es indemnizado.
En la Pérfida Albión (Great Britain) el imán Mohammed Anjum, está siendo juzgado por haber mostrado y manoseado…sus partes pudendas en presencia de un niño y una niña. GazetteLive.uk. Su abogado defensor, afirma que ciertos padres quieren arruinar la vida del devoto muslim.
Parafraseando al filósofo alemán Ludwig Feurbach: Mahoma, creó a Alá a su imagen y semejanza. Y siendo el Profeta un camellero procaz y de escasas luces, engendró una deidad en su mente enferma, monstruosa y despiadada.
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