Según publica el diario británico The Sun, la adolescente declara que intenta esconderse de sí misma. "Quité el espejo de mi habitación, pero hay uno en el baño en el que me veo cada mañana al lavarme los dientes, y eso me hace sentirme muy triste", dijo.
Después de pasar 9 meses en Wellspring, un campamento de pérdida de peso en EEUU, Georgia consiguió bajar su peso hasta los 114 kilos, ayudada por varios expertos. Sin embargo, el ´efecto yo-yo´ hizo que subiera hasta los 254 kilos.
Georgia al volver del campamento aseguró que había seguido "un programa de comida sana" en el que había aprendido a "disfrutar comiendo alimentos bajos en grasas, como ensaladas, yogures e incluso carne de bufalo".
"Yo estaba realmente decidida y animada a seguir con esa dieta cuando volví a casa, pero mi madre me dijo que no tenía tiempo para preparar comida sana, así que volví a comer lo mismo de antes. A partir de ese momento, supe que las cosas no iban a ir bien", aseguró.
"Incluso aprendí a que me gustara el ejercicio, iba al gimnasio y jugaba al tenis y al baloncesto. Pero en casa se pueden hacer pocos deportes, y no tengo dinero como para pagar un gimnasio. Por lo que me volví mucho menos ágil, como antes de pasar por el campamento", agregó.
El único ejercicio de Georgia ahora consiste en jugar a los dardos mientras permanece sentada en una silla, y ha vuelto a alimentarse a base de tarta, chocolate, patatas fritas, pan y Coca-Cola.
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