Los rebeldes sirios lanzaron hoy una
gran contraofensiva en cuatro provincias del norte de Siria, donde ganaron
terreno, indicó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). "Tras
las derrotas registradas en Qalamun, los rebeldes lanzaron una gran contraofensiva
en el norte, en las provincias de Latakia, Alepo, Idleb y en el campo de
Hama", más al centro, dijo el director de la ONG opositora, Rami Abdel
Rahman. En la provincia de Idleb, el ejército "cedió quince puestos de
control cerca de Khan Sheijun, y el régimen ya sólo tiene bases militares en
Wadi al Deif y Hamadiye, rodeadas y abastecidas por vía aérea", añadió.
Varios grupos rebeldes islamistas,
entre ellos el Frente al Nusra, vinculado a Al Qaeda, anunciaron el viernes el
inicio de una ofensiva, bautizada como la "Batalla del Botín", en los
feudos oficialistas en la costa. Un día después, el ELS se sumó a los ataques y
lanzó otra ofensiva, que denominó "Batalla de las Madres de los
Mártires", para hacerse con el control de las provincias costeras, Latakia
y Tartús.
En Alepo, el régimen perdió los
barrios de Layramun, la Ciudad Vieja y el monte Shwayhne, y sufrió numerosas
bajas, según Rami Abdel Rahman. Es el primer ataque coordinado de esta
envergadura desde que estalló a comienzos de año el conflicto entre una
coalición rebelde, que incluye al Frente al Nosra -la rama de Al Qaeda en
Siria-, y sus antiguos compañeros de armas, los yihadistas ultra-radicalizados
del Estado Islámico en Irak y el Levante (EIIL).
Según Ibrahim al Idlebi, portavoz de una
unidad rebelde, "hay una coordinación total entre los grupos".
"La principal razón es la retirada de EIIL de la región, ahora ya no
tenemos que combatir a dos enemigos, sino a uno solo", el régimen, explicó
el portavoz. Además, los rebeldes recibieron de Turquía municiones y armas,
incluyendo misiles tierra-aire, dijo el portavoz.
En la provincia de Latakia, bastión
del régimen y la región de la familia Asad, que dirige el país desde hace 45
años, los insurgentes tomaron un punto fronterizo con Turquía. También
controlan la plaza principal del pueblo de Kasab, a seis kilómetros de allí,
según Rahman. Las autoridades sirias afirmaron que los rebeldes y sus aliados
yihadistas habían llegado de Turquía para atacar el puesto de Kasab, uno de los
dos últimos puntos fronterizos con Turquía que el régimen seguía controlando.
Una fuente de la seguridad siria
declaró a la AFP que había "una zona de operaciones en Kasab, donde
hombres armados se infiltraron desde Turquía con la injerencia directa de los
turcos". Añadió que las fuerzas sirias estaban "tratando la
cuestión". Según el OSDH al menos 130 combatientes de ambos bandos
murieron en la batalla el fin de semana. El municipio de Kasab cuenta con cinco
mil habitantes. De ellos, dos tercios son armenios y el resto alauitas, la
confesión del presidente Bashar al Asad.
El coronel rebelde Afif al Suleiman,
jefe del consejo militar de Idleb, afirmó a la AFP que "ha comenzado una
ofensiva conjunta". La situación "es muy buena en los tres
frentes" de Idleb, Latakia y Hama. Según él, el factor decisivo fue la
toma hace seis semanas de Morek, entre Hama y Alepo. "Se ha abierto la
carretera entre Hama y el norte. El éxito en el campo de batalla es para quien
controla las vías de suministro", apostilló. También explicó que el
régimen ha retirado tropas de Idleb para enviarlas a Latakia, y que los
rebeldes "aprovecharon para atacar".
El Ejército turco disparó hoy varios
proyectiles de mortero hacia Siria, después de que algunos obuses lanzados
desde el país árabe cayeran en la provincia de Hatay, en el suroeste de
Turquía, informó el diario Hürriyet. Según el rotativo, tres cohetes,
aparentemente disparados durante los combates entre los rebeldes y las fuerzas
del régimen sirio, impactaron en el municipio de Yayladag, el mismo lugar donde
ayer las fuerzas aéreas turcas derribaron un caza sirio que, según Ankara,
penetró en el espacio aéreo turco.
De otra parte, la Coalición Nacional
Siria (CNFROS), aseguró que Irán todavía está comprometido a mantener el
régimen de Bashar al Asad y por eso "busca calmar el ambiente entre Siria
y Turquía, por temor a que se inicie una guerra de Ankara contra Damasco",
dijo a Efe su portavoz, Louay Safi. En la víspera de la Cumbre de jefes de
Estado de la Liga Árabe, que comenzará mañana en Kuwait, Safi instó a ambos
países a actuar con "moderación" en medio de las crecientes tensiones
entre las dos partes.
El objetivo, añadió, es evitar una
"participación militar de Turquía en el conflicto", después de que
Ankara derribara un helicóptero del régimen sirio en la frontera. En este
contexto, Safi advirtió de que este conflicto puede llevar a la posibilidad de
una intervención militar de la OTAN para defender a Turquía. "El régimen
de Al Asad no puede ganar batallas sobre el terreno sino fuera por la ayuda de
grupos terroristas como el (chií libanés) Hizbulá y otras fuerzas extranjeras,
por lo que depende de la aviación militar para debilitar algunos puntos",
añadió.
Por otro lado, Hadi al Bahra, miembro
de la Coalición y negociador jefe de la oposición siria en Ginebra, pidió a la
comunidad internacional, en declaraciones a Efe, que "prohíba al régimen
de Al Asad el uso de aviones de guerra, para poner fin a las operaciones de
bombardeo aéreo indiscriminado". Del mismo modo, solicitó presionarle para
que deje de atacar "civiles inocentes con todo tipo de armas letales e
internacionalmente prohibidas como las bombas de racimo y los barriles
explosivos".
Al Bahra aseguró que Al Asad mata a
los sirios con armas convencionales y no convencionales, y debe ser
"contenido de inmediato para evitar más pérdidas humanas". Estas
declaraciones se producen un día antes de que comience en Kuwait la Cumbre anual
de jefes de Estado de la Liga Árabe, en la que se evaluará el desarrollo de la
guerra siria y del proceso de paz palestino-israelí.Desde hace tres años, Siria
es teatro de un conflicto que se ha cobrado al menos 146 mil muertos según el
OSDH, y ha obligado a millones de personas a dejar sus casas. Milenio.
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