Un bebé de un año y tres meses apareció en perfecto estado de salud a las 4.30 de la madrugada de este martes, luego de permanecer casi 12 horas desaparecido.En un descuido, el nene salió tras los pasos de su padre, quien trabaja en un bananal de la zona conocida como Anta Muerta, a 23 km al suroeste de Aguas Blancas, Salta. El padre de la criatura, un peón rural identificado como Sandro Guevara, salió en horas de la siesta a trabajar en la plantación bananera, sin percatarse de que su pequeño hijo, Luis Miguel Guevara, iba tras él. Media hora después, su pareja le dio la novedad de que el pequeño había desaparecido. Lo buscaron afanosamente hasta las 20.30, dando entonces conocimiento a la sub comisaría de Aguas Blancas, cuyas autoridades dispusieron diez efectivos para el rastrillaje del espeso bananal, de una extensión de unos tres kilómetros cuadrados. La infructuosa búsqueda determinó que, al despuntar el alba, se sumaran 10 efectivos más al operativo. A las 5 de la madrugada, el subcomisario Julio Condorí acertó a pasar por finca Granados y allí se llevó la grata sorpresa: otro peón rural, encargado de la bomba de agua del establecimiento agrícola, a las 4.30, había encontrado al bebé, cuando este se dirigía hacia él, sin llorar, caminando por un surco de un berenjenal. El sorprendido obrero, Alberto Jorge Torres (21), le dijo a Condorí que se llevó un “julepe” de aquellos, porque creyó ver junto al bebé a una persona mayor, pero que, cuando se acercó, el niño estaba completamente solo. Dijo que no halló pisadas en el surco mojado, por lo que infiere que el bebé llegó allí por sus propios medios. De todos modos, el nene fue revisado en el hospital San Vicente de Paul, determinándose que estaba perfecto. Torres le dio de comer de su escasa vianda y un poco de gaseosa, luego -dijo- la criatura se durmió.
Los peones prefieren creer que alguien lo alzó, pero otros aseguraron que “quien lo condujo a la bomba era en realidad su ángel de la guarda”. La Brigada de Investigaciones y peones recorrieron la zona y sólo hallaron huellas de gateos y pasos de niño. El menor le fue entregado a su madre Leonor Ortiz y la Justicia de Menores de Orán, dispuso un informe ambiental de las condiciones de vida de esta familia. El peón que lo halló jura haber visto a una persona mayor a 2 metros, a quien le habló sin recibir respuesta y que se perdió por entre los surcos. El muchacho dijo que luego del hallazgo el bebé se mostraba cariñoso con él y que no lloraba. Luego, añadió, lo tomó en brazos, llamó a sus compañeros de tarea, le dieron de comer y después hicieron una camita donde el niño durmió. Intervino en el caso Gladys Reinoso, asesora de Menores e Incapaces de Orán.
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