Hormigas, avispas, abejas y hasta mantis religiosas quedaron atrapados en la resina que resbalaba por el tronco de los árboles hace 50 millones de años. Con el tiempo, se convirtió en ámbar de una claridad asombrosa, que permaneció oculto en un yacimiento al oeste de la India hasta ser descubierto por un equipo de investigadores que han revelado sus secretos al mundo. El hallazgo, que se publica en revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS), no sólo ha revelado una gran diversidad biológica, con más de 50 familias y 100 especies de artrópodos diferentes, sino que demuestra que la biodiversidad del país asiático no evolucionó de forma aislada como se cree en la actualidad.
Hasta ahora se pensaba que la India se desprendió de lo que es hoy África oriental hace 160 millones de años y estuvo flotando, aislada, durante decenas de millones de años, hasta que chocó con Asia, dando lugar a la cordillera del Himalaya. Por tanto, tenía que tener una fauna y una flora endémica, fruto de una evolución sin contacto con otras tierras.
Sin embargo, los científicos, dirigidos por Jes Rust , de la Universidad de Bonn (Alemania) extrajeron 150 kilos de ámbar que demuestran que hay muchas similitudes biológicas entre los insectos y arácnidos y crustáceos que habitaban en la India aislada y en el resto de Asia, en el Norte de Europa, en América Central y hasta en Australia.
Islas volcánicas: De ahí concluyen, que debía haber un corredor de tierra, que podría ser una cadena de islas volcánicas, que conectaban a la isla-India con el resto de los continentes.
El ámbar del yacimiento indio, situado en Cambay Shale (estado de Gujarat), es de tan buena calidad para los paleontólogos que los insectos estaban perfectamente conservados. Incluso han podido extraer algunos de la resina fósil gracias a disolventes y recuperarlos para su estudio en tres dimensiones con un detalle insospechado hasta ahora.
Pero además, este material fósil también ha dado importantes pistas científicas sobre la botánica durante el Eoceno. Se ha comprobado que esta sustancia pertenece a la familia de árboles 'Dipterocarpaceae', que es la de los bosques tropicales modernos en el sudeste asiático. Esto significa que el ecosistema tropical asiático tiene casi el doble de antigüedad de lo que se pensaba hasta ahora. Incluso podrían haberse originado antes de que la India se desprendiera de la actual África. Según explica Rust a ELMUNDO.es, es muy importante denunciar que estos bosques, que tardaron más de 50 millones de años en tener un equilibrio, ahora están siendo deforestados a marchas forzadas y que, por mucho que se vuelvan a plantar árboles, nunca podrán recuperarse estos bosques como fueron una vez en el pasado. ELMUNDO.es
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