Un chico de 10 años encontró un tubo que contenía material radiactivo al subirse a una unidad de transporte en pleno Santiago.
La situación obligó a los bomberos a cerrar un perímetro de 100 metros a la redonda y se encuentran allí peritos de Salud que, a priori, descartaron que este material pueda ocasionar daño a personas o al ambiente.
El caso originó un gran revuelo, pero Osvaldo Hidalgo, encargado de prevención de riesgos de la Seremi, afirmó que el objeto “es una fuente de aplicación médica, es una ampolla de vidrio en la cual contiene en sus extremos, en su interior, una fuente radiactiva sellada”.
Agregó que “los niveles de dosis, de radiación, son los valores normales, no hay riesgos de irradiación hacia las personas ni tampoco efectos nocivos hacia el medio ambiente”.
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