Moscú prepara medidas de carácter técnico-militar en respuesta al despliegue del escudo antimisiles de EE. UU. en Europa. Es la declaración de un alto funcionario del Kremlin a los medios rusos, quien añadió que la solución será muy eficaz y no requerirá una gran inversión.
Sin embargo, por el momento no se conocen los detalles concretos de esta respuesta. Esta decisión ocurre poco después de que Washington se negara a presentar garantías jurídicas de que su sistema antimisil no está dirigido contra Moscú.
El proyecto norteamericano empezará a funcionar en Europa en el 2012, pero se espera completarlo en 7 años. EE. UU. y varios países occidentales afirman que el programa militar está destinado a la defensa contra un posible ataque de Irán o Corea del Norte, sin embargo Rusia considera que es una amenaza a su seguridad nacional.
La mayor preocupación de Moscú se origina en las insistentes acciones de Washington para instalar elementos de su sistema antimisiles en los países cercanos a las fronteras rusas. El 16 de septiembre entró en vigor el acuerdo entre EE. UU. y Polonia que prevé el despliegue de misiles interceptores en el territorio polaco. Unos días antes, los estadounidenses firmaron con Rumanía un tratado para instalar en ese país en 2015 una versión terrestre del sistema antimisiles naval Aegis. Además, los norteamericanos y los turcos suscribieron un memorándum para colocar un radar en Turquía.
A pesar de las numerosas peticiones de Moscú, los estadounidenses se han negado a dar garantías legales de que los sistemas no se dirigirán contra Rusia. Ante el despliegue de las instalaciones de la OTAN en Europa el Ministerio de Exteriores ruso declaró que Moscú se verá obligado a tomar medidas al respecto en caso de no llegar a un acuerdo para que Rusia participe en el escudo antimisiles. R.T.
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