Robert
Stafsing, un ‘freerunner’ sueco acostumbrado a hacer en público todo tipo de
acrobacias, sobrevivió de milagro, tras no haber logrado realizar un salto
entre dos edificios.
Esta vez, el
desafío consistía en lanzarse desde un edificio más alto hacia otro más bajo,
separados por una calle. Además, en medio del salto, el joven pretendía hacer
un giro hacia adelante, que no consiguió realizar bien por no haber saltado lo
suficiente.
Afortunadamente,
los médicos atendieron al joven en el acto, aunque el rostro del adolescente
quedó totalmente desfigurado.
Como
consecuencia, tuvieron que ponerle 19 placas y 38 tornillos de titanio, 14
puntos en la boca y alrededor de 50 grapas de una oreja a otra. R.T.
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