Se reportaron además 150 heridos, tras una cadena de bombardeos, con 15 explosiones, incluido el complejo de Bab Al-Aziziyah donde Gaddafi tiene su residencia y en el que se veían grandes columnas de humo.
El vocero del Gobierno libio, Moussa Ibrahim, señaló también que se lanzaron entre 12 y 18 bombardeos contra un cuartel de la Guardia Popular (las fuerzas de voluntarios leales al Ejército regular) durante la operación que duró más de 30 minutos.
Ibrahim apuntó que la instalación estaba vacía y la mayoría de las víctimas fueron civiles que vivían en sus alrededores, versión confirmada por algunos de los heridos atendidos en un hospital de la avenida capitalina Zawiyah.
Testigos y las propias autoridades libias consideraron la andanada de bombardeos como la más cruenta, desde que las potencias occidentales iniciaron el 19 de marzo último, el ataque. De hecho, comentaristas locales describieron la jornada como el inicio de una escalada en la ofensiva de la OTAN contra el Gobierno libio y en apoyo de los opositores armados, a los que cada vez le brindan más reconocimiento, apoyo logístico y ayuda material. El lunes, fuentes castrenses francesas y británicas anunciaron la posibilidad de emplear helicópteros militares para multiplicar los ataques contra posiciones específicas de los leales a Kaddafi, que todavía hoy pudieron responder a los ataques con artillería antiaérea.
La OTAN ha lanzado más de 2.500 ataques aéreos contra distintos objetivos militares y civiles libios, y en las últimas semanas arreció sus bombardeos contra Trípoli, en particular zonas del puerto, al igual que hizo en Sirte y Al-Khums.
Por otro lado, los rebeldes representados por el opositor Consejo Nacional de Transición continúan su ofensiva terrestre en la occidental ciudad de Misratah y en las orientales Ajdabiya y Brega, donde prevalece un estancamiento de las hostilidades desde hace mes y medio.
La jefatura insurgente ha recibido en esta semana en Benghazi la visita de la jefa de la Política Exterior de la Unión Europea, Catherine Ashton, quien inauguró una misión en aquella ciudad, y del subsecretario de Estado norteamericano, Jeffrey Feltman.
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