El último golpe fue el letal, pero la muerte del pequeño Mauri fue una seguidilla de causalidades que derivaron en el fatal desenlace.
Así pareció haber entendido el tribunal de la Cámara Cuarta del Crimen y los jurados populares, que luego de dos horas y media de deliberaciones, ayer decidieron en forma unánime la pena de prisión perpetua para Mauricio Casas y Paola Cejas, los padres del niño de dos años muerto por malos tratos a principios de julio de 2008 en la localidad de Villa del Totoral.
La sentencia, coincidente con el pedido de la fiscal Laura Battistelli, se conoció poco después de las 4 y media de la tarde, en medio de muestras de dolor de la familia del acusado. Mauricio sólo atinó a mirar a su hermana, mientras Paola caía en un ataque de llanto.
Uno por maltratador, el otro por preferir el silencio a la denuncia, fueron hallados responsables del delito de “homicidio agravado por el vínculo”. «No hay que perderse en la problemática de definir quién fue quién, los dos son responsables» dijo la fiscal Laura Battistelli.
El debate, además, dejó entrever graves falencias en las tareas preventivas de la Justicia de Menores y la asistente social que intervinó en el caso. Dos años antes del trágico final el hundimiento del cráneo y la fractura de un brazo, fueron un alerta de los presuntos malos tratos que sufría el niño, que había nacido en forma prematura. no obstante se decidió que el niño quedara bajo tutela de la familia paterna.
En un impecable alegato, que se extendió por un lapso de hora y media, la fiscal Battistelli hizo un mea culpa, ya que «a pesar de semejante historial» que tenía la criatura, la Justicia entregó la guarda a la familia paterna para mantener el vínculo biológico.
Durante su alocución, la representante del Ministerio Público deslizó que una supuesta infidelidad, relación de la cual habría nacido el pequeño, podría haber sido el motivo del maltrato sufrido. «Qué culpa tenía el chico de las sospechas de su padre», se preguntó.
Inconstitucionalidad
A su turno la defensa de Mauricio Casas, a cargo de los doctores Grecco y Martinoy, intentaron sacar de escena a su cliente el día del desenlace. Para la fiscal, el niño fue víctima de «una historia de maltrato» y no un accidente.
Finalmente los doctores Martínez y Gutiérrez destacaron la aceptación de Paola Cejas, de haber preferido el silencio en su momento y hablar durante el debate. Además, dejaron entrever el papel que habría tenido la madre del acusado. «Falta quién compartía la guarda» recalcó uno de los letrados.
Ambas defensas solicitaron la inconstitucionalidad de la perpetua, en coincidencia a lo dispuesto en el emblemático caso Ludmila, cuyos padres recibieron la pena de 18 años de prisión.
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