El tráfico de niños depende del nivel educativo de los padres, y de quién es el cabeza de familia. Cuando el cabeza de familia es una mujer hay menos probabilidades de que los niños sean vendidos para trabajar en el extranjero. Si los padres están educados es más difícil que los niños sean traficados.
Por eso Plan está trabajando en proporcionar educación tanto a los padres como a los hijos. Y las niñas se están volviendo cada vez más críticas y hablando más abiertamente sobre sus derechos, también respecto al matrimonio temprano o la mutilación genital. Que la hija tenga, por ejemplo, la menstruación cuando todavía está viviendo en la casa familiar es una tragedia, por eso las casan a los nueve o a los diez años». Son palabras de Bell'Aube Houinato, director de Plan Benín. Unos 15.000 niños fueron traficados en 2008. Es una cifra «terrible, pero estamos convencidos de que el número fue mucho más bajo el año pasado gracias a los esfuerzos de la sociedad civil beninesa y el gobierno».
Antropólogo médico, hijo de un polígamo que tenía tres esposas a pesar de ser católico, Bell'Aube Houinato, director de la rama beninesa de una organización no gubernamental fundada en plena guerra civil española, hoy con filiales en todo el mundo, acaba de pasar por España para dar cuenta de los avances en la lucha contra el tráfico de niños en su país y tomar parte en campañas de sensibilización sobre los derechos de los niños.
«Todo el trabajo de Plan», insiste Houinato, «tiene que ver con las necesidades e intereses de los niños. Ese es nuestro objetivo capital. Otro elemento que carateriza a Plan es que estamos enraizados en el terreno, mano a mano con las comunidades.
No trabajamos con expatriados en las aldeas. La diferencia entre los inicios de Plan en Benín y ahora es que lo importante no se cifra únicamente en ir a las comunidades y facilitarles escuelas, hospitales o agua potable, sino también en presionar al gobierno para asegurarse de que se hagan responsables de las necesidades y los derechos de la gente. Es decir, no hacer el trabajo que el gobierno debería hacer, sino hacer ver al gobierno que su obligación es atender las necesidades de la población. De ahí la importancia de cambiar las condiciones de vida de la gente para que no haya la menor excusa para que los padres vendan a los hijos, o les cedan, como ellos dicen, excusándose, a familiares o amigos, para que les eduquen y trabajen, que no es más que un eufemismo que intenta enmascarar el tráfico de niños en toda la región».
Por eso vale la pena oír lo que tienen que decir los niños del programa de concienciación de la emisora de FM La Voix, en Lokossa, una ciudad situada al norte de un país colonizado por Francia que llegó a ser considerado el «Quartier latin de l'Afrique». Isaora Quenun dice que trabaja en la radio «para sensibilizar a los padres sobre los derechos de los niños. No se trata de una diversión. Yo misma he decidido involucrarme y participar en este programa de radio todos los viernes por la tarde. En mi barrio había una niña de cuatro años que estaba siendo maltratada por su tía, la obligaba a trabajar y le pegaba», y gracias a la vigilancia de otros niños y a la emisora el maltrato cesó.
René Gossa, de 14 años, como Isaora, es quien lleva la voz cantante. Hace una introducción sobre el problema del tráfico de niños y pregunta a los dos invitados, un animador social y un responsable local de defender los derechos de los menores, y da voz a sus tres compañeros de programa.
Hablan fuerte y claro en esta emisora instalada en dos cuartuchos de cemento crudo en un edificio que se quedó a medio construir en medio de Lokossa. René asegura que «gracias a la radio los adultos se ven obligados a tratar a los niños con respeto». Hay una seriedad admirable en todos ellos, sin el menor asomo de tontería o banalidad. Son conscientes de que tienen una importante tarea entre manos. El debate está a la altura de los que se celebran en la National Public Radio, la emisora pública estadounidense.
No es de extrañar, como subraya Houinato, que «el impacto más grande, aunque parezca sorprendente, es con los propios niños, ayudándoles a organizarse para lo que llamamos la aproximación niño a niño, una metodología propia de la organización Plan. Juntar a los niños para que ellos cuenten cómo es la situación en sus comunidades y ver qué pueden hacer como niños para cambiar esa situación». ABC
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