Un largo y profundo balido despertó a los vecinos esa mañana. El sonido procedía de un carnero que pastaba cerca de una hostería en la isla de Helgoysund, un balneario turístico de Noruega.
Uno de los cuernos del animal, que oscilaba como un péndulo, se había enganchado en el cable de electricidad en un campo cercano. Con tanta mala suerte que, cuando lo vieron los vecinos, estaba a más de 4 metros del suelo. La pregunta fue: "¿Quién lo colgó allí?". No fue un espíritu endemoniado ni un plato volador, desde luego. Pero, si llegó allí por sus medios, ¿cómo lo hizo? Evidentemente, las fotos no alcanzan para dar esa respuesta. Sin embargo, una testigo dio esa explicación. Y los especialistas confirmaron sus dichos.
Marita Vestersjo Landsnes, una estudiante de 13 años, vio desde la ventana de su casa cómo se deslizó por el cable. Cuando el animal se detuvo, se refregó los ojos para comprobar si no estaba soñando y corrió a buscar el teléfono móvil para capturar con la cámara esa escena surrealista.
Contó que el carnero avanzó por una zona del terreno que estaba en declive. Sin darse cuenta, su cuerno quedó enganchado. Inmediatamente después, perdió el equilibrio y acabó deslizándose por el cable que subía a los postes.
Una hora más tarde, un grupo de turistas alemanes lograron enlazarlo y arrastrarlo hacia tierra firme.
Cuando el rescate concluyó, el animal regresó a pastar lo más campante. No volteó la mirada y regresó junto al rebaño sin dar las gracias.
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