Tienen
prohibido ver televisión, escuchar radio o montar en bicicleta, y sólo pueden
leer los textos autorizados por sus líderes. También creen que las nuevas
tecnologías son asuntos diabólicos.
Rezan casi
todo el día, desde las 4 de la mañana, mientras esperan que el mundo termine de
un momento a otro.
Son los
miembros de la Iglesia Católica Tradicional de La Ermita, un grupo religioso
asentado en Nueva Jerusalén, una comunidad rural de Michoacán, en el occidente
de México.
La secta
nació en 1973 y desde entonces ha llevado una existencia polémica. En los
últimos días volvió a ser noticia, porque sus integrantes destruyeron las dos
escuelas públicas que había en el pueblo y prohibieron a los niños asistir a
clases.
En México la
educación básica es obligatoria, y en los planteles públicos no se permite la
instrucción religiosa.
Los
habitantes de Nueva Jerusalén dicen que la educación laica atenta contra sus
tradiciones y forma de vida. Las autoridades de Michoacán solicitaron a los
líderes del grupo que autoricen a los maestros a cumplir con su tarea, y el
miércoles se anunció un acuerdo propiciado por las autoridades en el que la
secta renunciaba a la violencia. "Pero el jueves todavía se discutía si la
solución al conflicto implicaba trasladar las escuelas destruidas a otra
localidad", publica hoy la BBC.
Entretanto,
alrededor de la comunidad se construye un nuevo muro -el primero se edificó
hace décadas- para impedir que los profesores entren a la comunidad.
El libro La
Virgen María en la Tierra, uno de los pocos textos autorizados en la comunidad,
cuenta la historia de Nueva Jerusalén.
La mañana del
13 de junio de 1973, narra, la Virgen del Rosario se apareció a una anciana,
Gabina Sánchez viuda de Romero, a quien pidió le dijera al sacerdote local que
iniciara una cruzada para salvar al mundo de la destrucción.
El elegido
fue Nabor Cárdenas Mejorada, párroco de la iglesia católica San José de
Pururarán, el municipio donde existe la comunidad religiosa.
Era un
sacerdote singular. Un artículo publicado en 1984 en la revista Relaciones por
el investigador Gustavo López Castro, del Colegio de Michoacán, cuenta que el
religioso no aceptaba las nuevas reglas emanadas del Concilio Vaticano II,
iniciado en 1962.
Cárdenas
creía que la Iglesia Católica estaba obligada a mantener los ritos
tradicionales del Concilio de Trento, realizado entre 1545 y 1563.
Al principio
el sacerdote no creyó las revelaciones de Gabina, una mujer campesina sin
estudios, pero después de varias pruebas -según el artículo de Relaciones-
decidió abandonar la parroquia y oficiar ceremonias en una ermita construida en
el sitio de la aparición, una hondonada conocida como El Callejón.
No promovía
el culto católico, al menos no como lo establecen las reglas de la Iglesia,
sino que aplicaba las órdenes que la campesina decía le dictaba la Virgen del
Rosario.
El sacerdote
fue excomulgado, y entonces decidió llamarse Papá Nabor y a Gabina Sánchez la
bautizó como Mamá Salomé.
La Iglesia
Católica Tradicional de La Ermita se construyó a partir de las normas y
parábolas que supuestamente la Virgen del Rosario revela a personas elegidas,
conocidas como "videntes" o "portavoces".
Hasta 1982,
cuando murió, esa tarea fue de Mamá Salomé. Luego Papá Nabor eligió a Mamá
María de Jesús y en los últimos años la interpretación corresponde a Agapito
Gómez.
Las reglas
son estrictas. En la comunidad no hay centros de salud, están prohibidas las
bebidas alcohólicas y nadie puede salir sin permiso. Durante un tiempo,
incluso, se prohibieron las relaciones sexuales.
A los niños
sólo se les enseña a leer y escribir. Quienes son elegidos para continuar los
estudios aprenden sólo las interpretaciones de la Virgen del Rosario. Por lo
menos cuatro veces al día hay oraciones colectivas.
La vida
entera en la Nueva Jerusalén tiene un propósito: salvarse del Apocalipsis, que
primero fue anunciado para 1980, luego en 1988 y después para 2000.
La nueva fecha
del fin del mundo no está clara, pues en 2008, al morir Papá Nabor, la
comunidad se dividió en dos grupos. El más grande controla los templos
religiosos, se opone a la educación laica y es el responsable de destruir las
escuelas.
Al otro
grupo, que fue expulsado de la comunidad, los periodistas locales los llaman
laicos, pero en realidad no lo son, pues también creen en las revelaciones de
los videntes. Ellos, ha dicho el vocero del gobierno de Michoacán, Julio
Hernández, se apoyan en los maestros para tratar de regresar al pueblo.
Mientras, el
gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo, aseguró que en Nueva Jerusalén habrá
clases. "La escuela tiene que funcionar", dijo a medios locales.
"Si nos obligan a que actuemos con más determinación quienes se oponen a
este derecho de todos los mexicanos, tendremos que actuar".
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