Milicianos
del movimiento talibán, han atacado un puesto de control de las tropas del
gobierno en la provincia sureña afgana de Helmand, matando a 10 miembros del
Ejército Nacional Afgano (ANA), y degollando al menos a 17 civiles en el
distrito Kajaki.
"Ayer
por la noche, 17 aldeanos locales, dos mujeres y 15 hombres, fueron decapitados
por desconocidos en el distrito Kajaki", dijo Daud Ahmadi, portavoz de la
administración provincial de Helmand.
Funcionarios afganos, afirman que los insurgentes talibanes decapitaron
a los civiles por participar en una
reunión con música y baile, en la zona controlada por los talibanes en el sur
de Afganistán.
Al parecer,
los insurgentes quisieron detener la celebración. “Aún no sabemos quién está detrás de los
asesinatos. Seguimos investigando", agregó Ahmadi. "Hubo un ataque
contra uno de nuestros puestos en el distrito Washir. Diez soldados murieron en
ese ataque", confirmó por su parte Mohammad Ismail Hotak, jefe adjunto del
órgano de coordinación regional para el ejército afgano y la fuerza liderada
por la OTAN. El ataque tuvo lugar en el condado Washir.
Otros cuatro
soldados de ANA resultaron heridos en el tiroteo, mientras que seis figuran
entre los desaparecidos. Daud Ahmadi, portavoz de la administración provincial
de Helmand, confirmó el incidente y dijo que el ataque fue producto de un
complot interno en el que algunos soldados del ejército ayudaron a los rebeldes
a atacar el puesto. La inteligencia afgana ya había dado por muerto al líder
talibán Badrudín Haqqani, uno de los máximos dirigentes de la red Haqqani -que
lucha contra la presencia extranjera en Afganistán- en un bombardeo registrado
en Pakistán. La red Haqqani, aliada del movimiento talibán, es uno de los grupos
más activos en la lucha contra las tropas de la OTAN presentes en Afganistán,
aunque se cree que sus principales dirigentes tienen sus bases en las áreas
tribales paquistaníes. R.T.
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