Pedro Guakinchay admite sin ningún problema que tenía adoración por su madre, Amelia Alvarado. Pedro, que vive con su mujer Lidia y sus tres hijos, hoy es centro de una conmoción esotérica en Costa de Araujo, en la provincia de Mendoza.
El pasado 19 de julio, Pedro disfrutaba de un rato de diversión junto a su hija Amanda, quien filmaba a su sobrino Benjamín, de dos meses, con su aparato celular. No se dieron cuenta inmediatamente, pero cuando alguien más de la familia vio el video y preguntó ¿quién es esa persona de cabello blanco que se ve ahí atrás? comenzaron las hipótesis.
Para Pedro, tal vez el más emocionado y por lo tanto el que está en condiciones más desventajosas para evaluar la posible evidencia, cree que esa silueta corresponde a su madre, fallecida en noviembre del 2009.
Conmocionada ante la aparición de la finada, la familia pronto fue rodeada por medios mendocinos y comenzó a recibir visitas de "especialistas", como la vidente Azucena Agüero Blanch, quien aseguró: "Esto es más común que lo que se cree".
Félix Arancibia, un empleado del cementerio donde está enterrado el cuerpo de la anciana, dio el golpe de gracia afirmando que allí suceden cosas raras. "He visto a un hombre desconocido parado en la zona de los nichos en varias oportunidades". Y juró que cada vez que intentó interceptarlo, perdió el equilibrio.
"No tenemos miedo, creemos que es algo bueno, es mi madre que quiere comunicarse con nosotros", dice Pedro Guakinchay.
Para Marcelo Álvarez, especialista en cuidados paliativos, el episodio podría ser una forma de reparación de la familia, que no se encontraba con Amalia en el momento de su muerte, quien estaba enferma. "Es parte de un duelo que tanto el hijo como los nietos no terminan de realizar", explicó el médico.
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