La represión en Siria parece no tener fin. Tras haber superado un fin de semana plagado de sangre, con al menos unos 120 muertos, el régimen de Bachar Al Assad continuaba este lunes con una brutal operación represiva contra la ciudad rebelde de Hamas.
Según algunas ONG, unas dos mil personas (entre ellos 1600 civiles) murieron en Siria desde que comenzaron las protestas el pasado 15 de marzo contra el régimen. En tanto, el fin de semana pasado fue el más sangriento con más de 126 víctimas, la gran mayoría en Hamas, mientras que unos 11.000 sirios ya abandonaron el país. Por su parte, la televisión pública siria, citando al ministerio del Interior, indicó que "ocho policías murieron en enfrentamientos el domingo en Hama con grupos terroristas armados" que "abrieron fuego indiscriminadamente en la ciudad para aterrorizar a los habitantes".
En este contexto, la jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, pidió el lunes al Consejo de Seguridad de la ONU que actúe sin tardanza para poner fin a las violencias en Siria. "Es hora de que el Consejo de Seguridad tome una posición clara sobre la necesidad de poner fin a la violencia", afirmó Ashton en un comunicado.
El Consejo de Seguridad de la ONU tiene previsto reunirse de urgencia este mismo lunes, según se supo, mientras que el presidente estadounidense Barack Obama dijo estar "horrorizado" por los acontecimientos en Siria y aseguró que Washington iba a tratar de aislar más a Damasco. Por su parte, Italia y Alemania reclamaron una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, mientras que el jefe de la diplomacia británica, William Hague, pidió "mucha más presión internacional" sobre Siria.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, también condenó “con firmeza el uso de la fuerza contra la población civil".
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