El Gobierno
chileno trasladó desde hoy a Perú a 122 presos ciudadanos de ese país e inició
así las expulsiones de 720 reos extranjeros como parte de un plan para reducir
el hacinamiento en sus cárceles, confirmaron fuentes de Gendarmería. Los
presidiarios, 81 mujeres y 41 hombres en total, fueron trasladados desde la
cárcel de Arica, en el extremo norte del país hasta la frontera con Perú, donde
quedarán en libertad. Sin embargo, tendrán prohibido regresar a Chile durante
los próximos diez años.
El operativo
continuará mañana, con la expulsión de otros 14 reos que serán detenidos en
Perú por tener causas pendientes con la Justicia de su país, y finalizará el
jueves, cuando se traslade a otros 122 reclusos que sí recuperarán la libertad.
Serán un
total de 258 presos peruanos los beneficiados en la primera fase de este
operativo, a la que dieron inicio en Arica los ministros chilenos de Justicia,
Teodoro Ribera, y del Interior, Rodrigo Hinzpeter, y el director de
Gendarmería, Luis Masferrer.
Estos
traslados son fruto de una ley de indulto, aprobada en abril por el Congreso
chileno, que establece una amnistía a más de 6000 presos que hayan sido
condenados por delitos menores con el objetivo de descongestionar las cárceles.
La ley fue
enviada al Parlamento después de que la Iglesia católica chilena propusiera una
amnistía con motivo del Bicentenario de la República, en 2010, con el objetivo
de reducir el hacinamiento y mejorar las condiciones de vida de los reclusos.
Este problema
quedó de manifiesto en diciembre del mismo año, cuando un incendio en la cárcel
de San Miguel, en la capital chilena, acabó con la vida de 81 reclusos.
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