Fue encontrada solita y llorando en la calle!!!!!!!
Al mejor estilo de la película “Mi pobre angelito”, anoche, al regresar de Tucumán, a donde habían asistido al acto patrio, la delegación de una escuela santiagueña no advirtió que una de los internas faltaba y había quedado en el “Jardín de la República”.
Se trata de Yanina, de ocho años, integrante de la comitiva que viajó junto al resto de los alumnos a Tucumán, que fue el epicentro en donde el país celebró ayer un nuevo aniversario de la Declaración de la Independencia del 9 de Julio de 1816.
Entre tantos colectivos, uno de los más alegres y eufóricos resultó el de los chicos santiagueños. Los asientos fueron ocupados por 22 niños de entre 6 y 10 años, aproximadamente, revelaron fuentes policiales.
De acuerdo con los voceros, a las 9 de la mañana partió desde Santiago del Estero bajo la responsabilidad de sus docentes. En Tucumán, los santiagueñitos disfrutaron de una jornada netamente patriótica: contemplaron el desfile, pasearon por la ciudad e iniciaron el regreso, después de las seis de la tarde.
Debido al desgaste de energías y evidente cansancio, se cree que nadie atinó a contar a los chicos: o quizás sí lo hicieron, pero contaron mal, afirmaron las fuentes. Lo cierto es que el transporte ingresó a la ciudad después de las 21.30. “Señorita, señorita, no está Yanina”, atinó a advertir uno de los chicos a las responsables.
Efectivamente, sobrevino el conteo de los chicos. Y faltaba una niña. En dos minutos, los directivos se comunicaron con la Seccional Tercera, instando a sus autoridades a pedir ayuda urgente a sus pares tucumanos que ubicaran a la pequeña en la zona donde se desarrolló el desfile.
Cumplido ese trámite, desde Tucumán informaron a los santiagueños que Yanina había sido encontrada llorando en la vía pública muy cerca de donde se realizaban los festejos.
Generó evidente tristeza y desconcierto a los policías tucumanos, contemplar a la santiagueñita llorando en medio de un escenario social caracterizado -todo el día- por la música, soldados, funcionarios y miles de personas en las calles. La buena noticia trajo tranquilidad a las autoridades del establecimiento luego del amargo sofocón, aunque no evitó que grandes y chicos vivieran momentos de angustia.
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