Una secta que
vivía bajo tierra y mantenía allí a más de 20 niños en reclusión fue
descubierta en Tatarstán, una república de la Federación de Rusia situada en el
Distrito Federal del Volga. Los 70 miembros de la secta no han visto la luz
solar durante más de una década. El grupo es conocido como la secta
'fayzarahmanista', por el nombre de su fundador, Fayzrahman Satarov.
Para
independizarse del mundo que les rodea, los miembros de la secta decidieron
vivir en un búnker subterráneo junto con sus hijos, el más pequeño de los
cuales tenía solo seis meses cuando los descubrió la Policía.
Los niños
recibían poca comida y mala asistencia médica y no podían salir a pasear,
hablar con nadie ni estudiar. No obstante, los adultos no parecían controlar
con tanta rigidez la vida sexual de los adolescentes, a juzgar por el hecho de
que una chica de 17 años estuviera embarazada.
La fiscalía
ha abierto una investigación penal sobre la secta que podría ser desarticulada
si continúa desarrollando actividades ilegales como impedir a sus miembros
recibir educación o asistencia médica.
Los menores
de edad, no obstante, fueron apartados del grupo y trasladados a orfanatos en
Kazán (capital de Tatarstán), con excepción de los más pequeños, que fueron
ingresados en hospitales para que se les realice una revisión médica. El
hallazgo se produjo en el marco de la investigación sobre el asesinato de un
clérigo musulmán en julio, que se lleva a cabo en esta república de mayoría
musulmana.
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