La polémica campaña publicitaria ofreciendo servicios de un supuesto "colegio universitario de acompañantes", fue una intervención urbana para generar conciencia sobre la aceptación social de la prostitución. Mateo y Manuel se presentaron como dos actores independientes y dijeron que organizaron la campaña con ocho grandes afiches para mostrar la hipocresía de la sociedad que acepta como natural la explotación sexual de mujeres y hombres en un negocio infame. El ficticio instituto terciario ofrecía una increíble propuesta académica con capacitación teórica y práctica en técnicas amatorias, anatomía, historia, legales, gimnasia, danza y prometía "pasantías en establecimientos propios". Los organizadores de esa idea dijeron lamentar que la empresa a la que le contrataron los espacios publicitarios pudiera ser sancionada por la Municipalidad por infringir las ordenanzas que regulan la publicidad callejera.
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