Con su apoyo
al régimen sirio, Irán afronta un gran riesgo. Después de ganarse ya un
enfrentamiento con las potencias mundiales debido a su programa atómico y
debilitarse económicamente debido a las sanciones, ahora se enfrenta al mundo
islámico -sobre todo a Arabia Saudí y Turquía- por Siria.
"Tener
en contra no sólo a Occidente, sino también a Turquía y Arabia Saudí, los
llevará a un aislamiento similar al de Corea del Norte, algo que el país
seguramente no quiere", dijo un politólogo en Teherán. Sin embargo, Irán
no puede hacer otra cosa. Su política exterior está demasiado centrada en los
palestinos y especialmente Israel. El fin del presidente sirio Bashar al Assad
dejaría solo a Irán con su objetivo más importante en política exterior durante
más de tres décadas: el fin del Estado israelí.
"Seguiremos
apoyando al gobierno sirio, sobre todo por su resistencia al régimen sionista
(Israel)", subraya el ayatolá Ali Jemenei, líder religioso y hombre más
fuerte de Irán. Algunos generales en Irán hablan incluso de una ayuda directa
para el régimen de Al Assad, aunque el gobierno tomó distancia de estos dichos.
"Siria está en condiciones de superar la crisis por sí misma y no necesita
ayuda extranjera para eso", dijo el ministro de Defensa Ahmed Wahidi.
Uno de los
propósitos de Irán es intervenir políticamente en Cercano Oriente. Con la
renuncia del enviado especial de la ONU, Kofi Annan, que quería a toda costa
que Teherán participara en la solución del conflicto sirio, Irán perdió un
importante reconocimiento internacional. "No le servirá a Irán ni a Siria
si Teherán se queda fuera del conflicto", opinó el politólogo.
El conflicto
por Siria afectó aún más las de por sí no muy buenas relaciones con Arabia
Saudí. Teherán ya estaba enojado cuando, tras el embargo petrolero de la Unión
Europea contra Irán, Arabia Saudí se declaró dispuesto a compensar la falta de
petróleo iraní. Ahora, los saudíes apoyan abiertamente a los rebeldes armados
que Damasco califica de terroristas. Por todo ello, la retórica de Teherán se
vuelve cada vez más dura.
"El
despertar islámico seguro también alcanzó a Arabia Saudí y las personas allí
son lo suficientemente maduras desde el punto de vista político para no
soportar estos regímenes mucho tiempo más", dijo el influyente diputado iraní
Gholam-Ali Hadad-Adel.
La agencia de
noticias Fars, órgano de las Guardias Revolucionarias, ve incluso en algunos de
los grupos de oposición apoyados por los saudíes la firma de la red terrorista
Al Qaeda. Tampoco la participación del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, en
la cumbre de países islámicos en Arabia Saudí, puede ser considerada una
distensión. Los saudíes debieron invitar a Irán como país miembro y éste no
pudo decir que no como Estado islámico.
En tanto, la
agencia de noticias IRNA informó que Irán planea un encuentro internacional
sobre la situación en Siria para este jueves, en el que participarán
representantes de países "que tienen una postura realista sobre
Siria", según dijo el viceministro del Exterior persa, Hussein-Amir Abdollahian.
Ahora se
cree, también, que los peregrinos iraníes secuestrados en Damasco eran miembros
de las Guardias Revolucionarias que tenían como objetivo ayudar a Al Assad a
luchar contra la oposición. Eso informó al menos Al Arabiya, un canal de
noticias saudí. Teherán desmintió estas informaciones de forma vehemente y
acusó al canal saudí haber usado "a un grupo de peregrinos temerosos de
Dios" con fines periodísticos.
"Debería
ser lícito preguntarse qué peregrino normal va a una ciudad que se encuentra en
medio de una guerra civil", dijo por su parte un diplomático árabe en
Teherán. MD5
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