Al menos 20 personas afiliadas a Al Qaeda, al grupo libanés chií Hezbolá y al grupo palestino Hamás operan de forma clandestina en Brasil y reclutan militantes del país sudamericano. Así lo denunció la revista brasileña Veja en su edición digital. La publicación indica que estos agentes están recaudando dinero y trabajan para incitar campañas en el extranjero.
“Sin que nadie lo perciba, está surgiendo una generación de extremistas islámicos en Brasil”, dijo, citado por la publicación, el procurador de la República Alexandre Camanho de Asíss, que controla a los fiscales en 13 estados y en la capital, Brasilia.
El artículo hace referencia a la policía brasileña y a informes del Gobierno de Estados Unidos, aunque no da detalles sobre operaciones especiales.
El informe saca a la palestra varios nombres de presuntos integrantes de grupos armados. La revista apunta al iraní Mohsen Rabbani, ex diplomático persa acusado de ser uno de los organizadores de los atentados contra la embajada de Israel en Buenos Aires en 1992 y la asociación judía AMIA en 1994. Según el informe que cita la Interpol y la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN), Rabbani viaja con frecuencia a Brasil, con pasaportes y nombres falsos, supuestamente para visitar a un hermano que vive en la capital del estado de Paraná, Curitiba. Sin embargo, su objetivo verdadero ha sido descubierto por el servicio de inteligencia brasileño. De acuerdo a la información de Veja, Rabbani ya ha llevado a unos 20 jóvenes de Sao Paulo, Pernambuco y Paraná a Teherán para asistir a cursos de formación religiosa.
Citando documentos de la inteligencia estadounidense, la publicación apunta a un tal Hesham Ahmed Mahomoud Elstrabily que tiene una tienda de electrónicos en Sao Paulo. Según Veja, Elstrabily fue acusado por la organización del atentado terrorista en 1997 en la ciudad egipcia de Luxor en el que fallecieron 62 turistas. En 2002 su extradición a Egipto fue negada por el Supremo Tribunal Federal brasileño. Con el mismo atentado está vinculado Mohamed Ali Abou Elezz Ibrahim Soliman, que también reside en Brasil y cuya extradición también fue rechazada.
Pero el sospechoso principal, el que en el informe se califica como “el brazo de Osama Bin Laden en Brasil” es el libanés Khaled Hussein Alí quien tiene un cibercafé en Sao Paulo y es fichado por la Policía Federal brasileña como supuesto ‘proselitista’ de Al Qaeda en América del Sur. La publicación informa que el hombre ha vivido en Brasil desde 1998 y ha coordinado a los extremistas en 17 países. En 2009 Hussein fue detenido ya que en su correo electrónico habían encontrado mensajes enviados a Estados Unidos, que incitaban al odio contra los judíos. Permaneció encarcelado 21 días por cargos de racismo, pero fue liberado por falta de pruebas.
Se informa también que el gobierno de EE. UU. ha advertido sobre las operaciones de militantes islámicos en la zona fronteriza entre Brasil, Paraguay y Argentina. Sin embargo, Brasil ha negado estas declaraciones. Lo que sí reconoció la administración del país sudamericano es que algunos miembros de la comunidad libanesa han transferido legalmente dinero para Oriente Medio.
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