A Troy Davis no le dejaron someterse al detector de mentiras para comprobar su culpabilidad antes de ser ejecutado, como último recurso para evitar la inyección letal. Sus defensores acusan a la Corte de discriminación racial.
El abogado de Davis, Stephen Marsh, ha comentado que el Departamento de Corrección del estado de Georgia rechazó la petición de realizar la prueba del polígrafo. Sin embargo, hasta la última hora Davis, de 42 años y de raza negra, no se reconocía culpable del asesinato del agente de policía Mark MacPhail en 1989.
Pese a las dudas sobre la sentencia, falta de evidencia real de la participación de Davis en ese asesinato y numerosas protestas sociales, la Corte Suprema de EE. UU. rechazó la última petición de clemencia.
Los defensores de Davis y activistas de derechos humanos también hablan de prejuicios raciales de la Justicia estadounidense. Así, por ejemplo, un estudio de la Universidad de Carolina del Norte revela que presuntos asesinos de víctimas caucásicas son condenados a pena capital 3,5 veces más a menudo que en los casos de homicidios de personas negras.
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