Una enfermera santiagueña, afincada en Buenos Aires, fue acusada pública y judicialmente de integrar una red de trata de personas, que durante varios años, en las décadas del 70 y el 80, habrían vendido varias decenas de niños en la capital del país.
Según relató la joven que presentó la denuncia, la mujer, conocida como Nelly Urbina, trabajaba en el Hospital Italiano y se la conocía bajo el apodo de “La Chilena”.
Aparentemente habría vivido en un conventillo del barrio porteño de Almagro, pero realizaba las “ventas” de niños recién nacidos, en una casa ubicada en la intersección de las calles Yrigoyen y Maza, en el mismo barrio donde vivía.
Previo a presentar la denuncia, Gisela Di Vincenzo, la mujer que asegura haber sido vendida a sus padres adoptivos por la santiagueña, tuvo que averiguar el nombre real de la acusada.
Luego de una intensa investigación descubrió que Nelly Urbina, alias “La Chilena” era Ramona Nélida Serrano, quien ahora tiene 76 años.
“Qué me voy a acordar de tu mamá con todos los bebés que vendí”, cuenta Gisela que le dijo con tono de despreocupación e impunidad, la mujer que fue a ver, tras las investigaciones que realizó.
La denuncia está radicada en el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal 2, cargo del magistrado Marcelo Martínez de Giorgi.
“Hace un año y medio me enteré de que una red de trata de personas me vendió al nacer, y que a mi mamá le dijeron que había tenido un varón y que había nacido muerto”, contó Gisela, la mujer que busca desesperadamente a su madre.
La joven comenzó a rastrear su origen y a buscar su identidad cuando se enteró, luego de una discusión con la que había creído que era su madre biológica, quien le dijo que la “habían comprado por tres mil pesos”, sostuvo tras expresar que “lo único que sé de mi mamá es que en el momento de parir debía tener 16 años”.
Con su documentación a cuestas, del ADN, de las denuncias, de su partida de nacimiento falso y con los papeles sobre la organización que creó, `Búsquedas Verdades Infinitas`, donde se registran unos tres mil casos de búsquedas de madres e hijos, Gisela recorre todos los lugares posibles para encontrar su identidad.
Cuando nació, un suboficial de la policía, Luis Di Vincenzo, su papá según los papeles, fue a buscarla “a una casa particular, en Hipólito Yrigoyen y Maza del barrio porteño de Almagro, donde habría nacido en julio de 1973”. Fue la santiagueña, quien se la habría vendido a su padre adoptivo.
“Luego -continuó- fue a buscar mi partida de nacimiento a una casa que está en Entre Ríos 3665 en San Justo que firmó una partera llamada Sofía Muller”.
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