TE ESCRACHO YA: INFORME ESPECIAL: LA MODA DEL PORNO BÉLICO!!!!!!!

sábado, 7 de agosto de 2010

INFORME ESPECIAL: LA MODA DEL PORNO BÉLICO!!!!!!!

Violaciones y crímenes DE GUERRA, SUBIDOS A Internet!!!!!!!

La guerra siempre ha sido obscena y perversa, pero el auge de las cámaras digitales combinadas con internet, han dado lugar a un nuevo tipo de pornografía: la pornografía bélica. En la web se compran y se venden videos de violaciones y crímenes cometidos por soldados estadounidenses en Irak y Afganistán, realizados con música rock y heavy metal. Mientras más explícitas y sangrientas son las secuencias, mayor es el rating atribuido por los voyeuristas espectadores de estos sitios en internet. Al igual que la pornografía tradicional, su variante bélica viene dosificada en grados de violencia, que van desde la voladura de edificios con granadas autopropulsadas, hasta la película que muestra la muerte de un insurgente descerebrado por un balazo en la sien.
La demanda de fotografías y videos de pornografía bélica ha disparado una adicción patológica y perversa a la humillación, degradación y muerte del enemigo: en uno de los videos más populares se oyen los gritos excitados de un soldado mientras disfruta lanzando explosivos contra los hogares de familias iraquíes, contra una madre y un hijo que caminan por una calle, o contra un grupo de hombres que vuelven después de un día de trabajo.

Los orígenes de esta oleada de pornografía bélica se remontan a las imágenes escandalosas de la cárcel de Abu Ghraib, en las que los prisioneros iraquíes fueron apilados unos encima de otros para formar pirámides desnudas, obligados a simular actos sexuales frente a las cámaras. Esas imágenes desataron una catarata de fotos y de vídeos personales en YouTube y sitios de pornografía bélica como www.gotwarporn.com. Millones de visitas de voyeuristas ansiosos de ver más sólo reforzaron su popularidad.
Para financiar la compra de películas triple x, los soldados comenzaron canjeando sus propias secuencias de muertes enemigas en sitios porno. La imagen de la sargento Lynndie England sosteniendo a un prisionero desnudo con una correa se convirtió en una representación icónica de la guerra. “Esos actos nacieron de un poder sin sentido y una sensibilidad pornográfica”, advirtió el filósofo francés Jean Baudrillard, cuando alertó sobre esta forma de “porno guerra” en un ensayo publicado en el periódico francés Libération.
“La guerra intensifica los apetitos. Detiene el tiempo y amplifica los sentidos hasta un éxtasis terrible. El amor a la guerra es tan intenso… que no tiene límites, ni siquiera la muerte”, escribió con brutal sinceridad William Broyles, en uno de los ensayos más francos sobre el tema jamás escritos. En Vietnam, los soldados lo llamaban “coger con los ojos”. Broyles escribió que la mayoría de los hombres que han estado en la guerra recuerdan cómo “nunca en sus vidas han aumentado tanto una sexualidad”. El “toque suave, seductor del gatillo”, la “intensa belleza” del fósforo blanco que emite su humo blanco mientras aniquila a una población: son las sensaciones para las que vivían los adictos a la guerra, que “no podían lograr una erección a menos que usaran la post-combustión de sus cazabombarderos F-4. Y porque la mayoría de los hombres que habían estado en la guerra tenían que admitir que en lo más profundo de su ser la amaban tanto como a cualquier cosa que les había ocurrido antes o después”.

A diferencia de lo que ocurría en Vietnam, en las guerras actuales que se libran por computadora, la corriente de adrenalina dura poco. Cuando un soldado está lejos de su objetivo, a miles de metros en el aire o a miles de kilómetros en una sala de control, la patada de adrenalina es breve y efímera. Hay que repetirla continuamente para asegurar la misma excitación. Antes, un soldado vivía la batalla cara a cara con su enemigo, viendo claramente los ojos en blanco de su oponente. La adrenalina de una muerte duraba mucho tiempo, los momentos finales del enemigo revivían eternamente en su memoria.

Las imágenes de las matanzas de civiles pueden verse en Estados Unidos, pero también son accesibles para los enemigos que los militares de Estados Unidos pretenden derrotar. Un iraquí puede ver cómo toda su familia es destrozada por una bomba estadounidense, un afgano que no ha visto nada fuera de la guerra desde que nació, un paquistaní que sufre los aviones no tripulados de Estados Unidos que lanzan misiles contra su tierra: todos pueden ver las mismas escenas en sus propias casas.

A pesar de que muchos videos tienen las coordenadas GPS y los tiempos claramente visibles en las cintas, el Pentágono no ha hecho nada por cerrar los sitios de pornografía bélica, argumentando que los videos son imposibles de rastrear.

Hasta ahora, ni un solo soldado ha sido sancionado por diseminar estos videos –entre otras cosas–, porque el Pentágono le ha descubierto sus beneficios.
“La pornografía bélica es propaganda útil; porque permite que los voyeuristas no sólo sientan la satisfacción obtenida si se alistan en la causa, sino impone una esperanza de éxito en una guerra perdida. La guerra vende, la pornografía bélica realmente vende, y la paz no es buena para el negocio de la industria de la defensa”, sostiene la investigadora Tanya Cariina Hsu que ha analizado el tema para la ONG canadiense Global Research.

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